José María Rodrigo es licenciado en Físicas. Su experiencia laboral siempre ha estado vinculada al desarrollo de software en empresas del sector privado hasta que la crisis cerró la compañía en la que trabajaba, lo que le llevó a buscar empleo en las bolsas de trabajo que ofrece la Administración. Una oferta llamó su atención, pero no pudo acceder a ella al no poseer la titulación en informática. Así que se puso a ello. El reto era mayúsculo porque le obligaba a volver a las aulas para cursar un grado superior de Formación Profesional. Nada extraordinario, salvo que, como es su caso, tengas 49 años.

"Lo más difícil fue cuadrarlo todo porque es complicado cuando estás casado y con dos hijos que entonces --hace cuatro años-- tenían 6 y 4 años", recuerda. La solución consistió en matricularse en nocturno y acudir a clase de 18 a 22 horas. La sensación no fue demasiado extraña. "No me sentía raro porque en nocturno la gente que acude a clase está trabajando y apenas hay chavales. Además, son solo tres años, aunque me llamó la atención que el primer año estaba el aula llena pero solo ocho acabamos porque la gente lo fue dejando". Obtuvo la titulación en el 2012.

José María no solo completó --en el instituto zaragozano Pablo Serrano-- el ciclo con éxito sino que se convirtió en uno de los alumnos de FP más brillantes de España. Su inmaculado expediente solo albergó matrículas de honor, lo que le llevó a ser homenajeado por la DGA, que le otorgó al premio extraordinario, y, recientemente, por el ministerio, que le ha otorgado uno de sus premios nacionales que le será entregado hoy. "Tuve la suerte de sacar un 10 en todo, pero desconozco si fue el mejor expediente de España o habrá alguno superior porque cuenta la puntuación de los últimos cuatro cursos", apunta.

Junto a él, otros dos aragoneses --Juan José San Miguel y Ana Isabel Díez-- también han sido galardonados por el Estado como los tres mejores alumnos de FP de Aragón en el curso 2011-2012. Los tres se cuentan en la selecta lista de los mejores estudiantes de toda España de FP, con unos galardones dotados con 1.200 euros. Para conceder estos premios, el ministerio tiene en cuenta la nota media del expediente, que como mínimo debe ser de 8,5. También se valoran otros méritos académicos o profesionales.

Hoy, José María trabaja como funcionario interino especializado en Informática y resta méritos a lo conseguido. "Yo tenía una base y eso lo hizo todo más fácil porque ya tenía conocimiento de programas, por lo que estudiar no fue lo difícil, sino la conciliación", reitera.

Eso sí, el zaragozano subraya que la forma de estudiar ahora es "diferente" a la que él estaba acostumbrado. "Se podría decir que ahora se estudia de otra manera. Recuerdo que yo discutía más con los profesores y había más interacción con ellos, pero ahora no se hace tanto como antes eso de rebatir sus argumentos, aunque está claro que especialidades como Informática, donde la teoría no es como la práctica, se prestan más a esos debates".

Para José María, el reconocimiento nacional es "de agradecer" pero nada más. "Simplemente, lo hice lo mejor que pude". Ahora, rozando la cincuentena, no descarta un futuro próximo ligado a los libros. "Estoy mirando oposiciones, así que igual me meto en algo que me sirva para el trabajo".