Después del baile de fechas y cancelaciones que han sufrido esta semana los actos de despedida y los vuelos de soldados hacia Kosovo, finalmente ayer despegó desde el aeropuerto civil de Zaragoza la primera parte del contingente que desplazará a dicha zona la Brigada de Caballería de Castillejos II. Más de un centenar de militares se embarcaron a primera hora de la mañana en un avión de Air Europa rumbo a Pristina sin saber con exactitud cuántos meses se prolongará su misión.

Así lo explicó el soldado Oviedo que ayer se aventuró en su primera misión. "Primero nos dijeron que era por cuatro meses, después que para seis y ahora dicen que se podría alargar alguno más, dependiendo de la situación política". En la misma dirección se pronunció el cabo primero Charro, que afronta ya su cuarta misión después de haber estado en Bosnia en tres ocasiones. "No sabemos cuando volveremos, pero estamos tranquilos porque ya sabemos lo que hay allí".

Además, los primeros militares que partieron ayer, como el soldado Oviedo, lo hicieron de forma voluntaria y conocían desde octubre que formaban parte del contingente. Pero no todos han tenido el mismo tiempo para preparar el viaje. "Hay compañeros que partirán en los próximos días y a los que les avisaron hace sólo un par de semanas", explica. Y es que estaba previsto que España redujera sus tropas en la zona. Sin embargo, ante el recrudecimiento de la violencia, el Ministerio de Defensa ha decidido mantener el mismo número de efectivos que tenía desplazados hasta el momento por recomendación de la OTAN. Una cifra que ha obligado a la Brigada de Castillejos a triplicar el número de soldados que va a desplazar, pasando de 250 a cerca de 600 soldados. Todo ello ha hecho que la actividad en la Base General Ricardos en Zaragoza haya sido "muy intensa" en los últimos días.

De esta forma, durante las próximas semanas el aeropuerto de Zaragoza se llenará de militares con sus trajes verdes en dirección a Kosovo. Ayer, éstos se amontonaban, aunque siempre manteniendo el orden, en el vestíbulo mientras los mandos les daban instrucciones antes de embarcar.

Junto a los soldados estaban sus familiares. Algunos de ellos se enfrentaban a esta situación por primera vez, mientras que otros ya lo habían hecho con anterioridad. Sin embargo, a las ocho y media, cuando los militares empezaron a embarcar por la puerta uno, pocas fueron las madres, mujeres, novias, hijas o hermanas que pudieron contener las lágrimas.