Un agente de la Policía Nacional no deja de serlo ni aunque esté fuera de servicio. Eso lo demostró el pasado domingo un miembro de la comisaría de San José, en Zaragoza, que reconoció a unos fichados por robos en comercios merodeando un portal de la calle Manifestación. En un piso había un taller de joyas. No dudó en dar parte a sus compañeros que establecieron un dispositivo que acabó, tal y como publicó EL PERIÓDICO, en la desarticulación de una banda especializada en robos en joyerías tras reventar las cajas fuertes con una lanza térmica. La operación se ha saldado finalmente con seis detenidos, todos ellos pasaron ayer su primera noche en prisión.

El jefe de dicha comisaría, Antonio Royo, destacó que la organización estaba asentada en Madrid, si bien se había desplazado a la capital aragonesa para dar el golpe y marcharse. Para evitar dejar rastro, llegaron a alquilar los vehículos con los que se trasladaron a Zaragoza. Los miembros de dicha banda tenían repartidos los papeles, resaltando dos de ellos, de nacionalidad colombiana, que, al no tener antecedentes penales hasta la fecha, sondeaban los establecimientos. En esta ocasión, visitaron el taller de joyería unas semanas antes. También fueron los encargados de recoger el botín, tras separarse en dos grupos de cara a una rápida huída.

Un modus operandi que hace pensar al jefe superior de la Policía en Aragón, José Villar del Saz, que han intervenido en otros cuatro asaltos. En total, dos en Zaragoza y tres en Huesca; si bien las pesquisas todavía continúan abiertas. Un detalle que singularizó a los miembros de esta banda es que cada vez que fueron observados por la Policía, hasta en dos ocasiones, iban arrastrando una maleta, a pesar de que eran tres personas las que la llevaban.

Como fueron arrestados con las joyas en su poder, los agentes pudieron interceptar todo el botín que será próximamente devuelto al taller de joyería, cuyo propietario tendrá que seguir la labor encomendada por sus clientes, ya que varias iban a ser restauradas. El valor de lo recuperado es «incalculable», ya que muchas alhajas son antiguas. También se habían llevado un lingote de oro y diamantes.