Prisión comunicada y sin fianza para Nosa Churchil O., el padre que degolló a su hija de 4 años en su vivienda de Zaragoza el pasado lunes. La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, Mercedes Terrer, así lo acordó tras imputarle un delito de asesinato con la agravante de parentesco. Empleó un cuchillo de 18 centímetros de hoja.

La magistrada consideró que hay suficientes pruebas en su contra que justifican el internamiento en el centro penitenciario de Zuera, además de destacar que existe riesgo de fuga y de reiteración delictiva. No obstante, tal y como señaló, esta medida no es sinónimo de que se le ofrezca tratamiento psiquiátrico a la vista de su estado mental. Había dejado de medicarse por el trastorno psicótico paranoico en el mes de agosto. El sospechoso, que se negó a declarar por recomendación de sus abogados, Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén, confesó el crimen hasta en tres ocasiones, dos de ellas a la Policía Nacional.

La primera vez que este hombre admitió el asesinato fue una hora y media después de cometerlo. Recorrió los cuatro kilómetros que separan la calle Domingo Ram en la que vivía de Infantes de España. Según consta en el atestado policial, se paró frente al número 10 y llamó a un piso. Preguntó por si allí vivía Joaquín.

La mujer que respondió al telefonillo del portero automático le respondió que se había equivocado. En ese momento, según declaró, Nosa Churchil O. le espetó:«Estoy buscando a Joaquín, he matado a mi hija». «Rápidamente pensé en que buscaba a un vecino mío, pero tiene tres hijos por lo que no le di ningún tipo de credibilidad», señaló esta mujer ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Ante el estado de nerviosismo que presentaba el sospechoso, decidió llamar a la sala del 091 de la Policía Nacional que rápidamente relacionó esta situación con el dispositivo que una hora y media antes había activado la Jefatura Superior de Policía para detener al autor del filicidio. Le pidieron los agentes que tratara de entretenerlo mientras se desplazaban varias patrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana. A los primeros agentes que llegaron a esta calle situada en el barrio de Casablanca el hombre les afirmó:«He matado a mi hija».

Inmediatamente fue trasladado a dependencias policiales, donde le estaban esperando agentes de Homicidios, a quienes también les confesó los hechos en el momento en el que le informaron de sus derechos y le preguntaron si los comprendía. «Los he entendido, ya sé que he matado a mi hija y que estoy detenido por eso», les contestó. Ya no volvió a declarar más sobre los hechos, ni ante la Policía ni ante la jueza de guardia.

Descartan la violencia vicaria

Los investigadores descartan que este asesinato responda a la violencia machista o vicaria (la que se realiza para hacer más daño a la madre). La Policía Nacional así lo señala en las diligencias en las que se asevera que «el objetivo único y principal de toda la acción es la menor fallecida, quedando indemnes y ajenos el segundo hijo de la pareja que se encontraba en la estancia durante los hechos y la propia esposa del individuo».

Llegan a esta conclusión después de analizar la secuencia del crimen. Destacan que hay un primer momento en el que la pareja sentimental de Nosa Churchil O. se encontraba en el balcón hablando con una vecina cuando el infanticida le dijo que se fuera a dormir.

Como el día anterior no había dormido en casa y le había notado especialmente nervioso, incluso hablando solo mientras deambulaba por la vivienda, decidió esconder los cuchillos que tenía en la cocina. Los enrolló en paños y los fue a ocultar en la terraza. No se fiaba de él puesto que había tenido algún brote psicótico el año pasado y desde agosto no se tomaba la medicación.

Pero, según describen los investigadores, el hombre localizó uno de estos y se fue directo a la habitación en la que se encontraban los dos menores. Ella le seguía, pero él cerró la puerta hasta que la mujer consiguió entrar. Su hija ya había sido apuñalada en el cuello y en el tórax. Unas heridas que, según los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), eran de gran riesgo vital. En ese momento podía haberles atacado al resto, pero decidió salir corriendo.