La jueza envió ayer a prisión provisional a Héctor Sanz Sanz, el zaragozano de 34 años detenido la madrugada del domingo por intentar quemar un contenedor de reciclaje de plásticos en la calle Blas de Ubide y sospechoso de haber incendiado una veintena de depósitos desde el 2016. Era su segundo arresto por lo mismo, y si en la primera ocasión el juez consideró que faltaban pruebas para su ingreso en prisión provisional, ayer la titular del Juzgado de Instrucción número 3, en funciones de guardia, siguió el criterio de la Fiscalía en cuanto al riesgo de reiteración delictiva y decretó su ingreso en la cárcel de Zuera.

El presunto pirómano del Arrabal había hecho cundir la alarma en el barrio zaragozano de la margen izquierda, con varias quemas a lo largo del último año en las inmediaciones de su casa, particularmente en la citada calle Blas de Ubide y en Mosén Domingo Agudo, donde habría actuado en al menos tres ocasiones en cada una. Las quemas sufrieron un parón de dos meses desde que, la pasada Nochebuena, Sanz fuese detenido tras quemar dos contenedores en la confluencia de las calles García Arista y Mosén Domingo Agudo. Lo hizo a plena luz del día y fue observado por unos vecinos que dieron la voz de alarma. La Policía Nacional le arrestó y le encontraron encima varios mecheros y cerillas, así como fotografías de algunos de los depósitos quemados en el móvil.

Las evidencias apuntaban a su autoría pero no fueron consideradas suficientes para atribuirle todos los incendios que la Policía sospecha que ha prendido, y que han afectado a 18 contenedores y 22 vehículos -además de alguna fachada entera, como en la calle Mosén Domingo Agudo- desde el pasado mes de noviembre.

El juez apreció entonces el riesgo y le impuso al menos comparecencias quincenales en el juzgado, para asegurarse de que no se daba a la fuga antes de ser juzgado por estos hechos, cometidos entre su casa y su lugar de trabajo, habitualmente. Aunque su radio de acción abarcaba calles algo más alejadas dentro del barrio del Arrabal, como la plaza San Gregorio, o la calle Mariano Turmo.

La medida fue efectiva durante unos dos meses, pero el 20 de febrero volvía la quema de contenedores al Arrabal, que se repitió el viernes por la noche y el domingo de madrugada. En esta última ocasión, sin embargo, un vecino vio a Sanz, sobre las 3.15 horas, en la calle Blas de Ubide, cerca de donde vive. Los bomberos pudieron llegar a tiempo de evitar que el contenedor prendiese, y la Policía, ya sobre aviso de la vuelta del vandalismo al barrio, le localizó en las inmediaciones con una bola de papeles medio quemados en la mano.

Tanto en su primer arresto como ayer, según fuentes jurídicas consultadas, el detenido negó ser el autor de los incendios intencionados, pero las evidencias acabaron por convencer a la jueza para enviarlo a prisión.