Ocho años de prisión. Esa es la condena que la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza ha impuesto a P. J. R. G. por abusar sexualmente de una niña en un campamento de verano en el que era profesor de inglés.

Asimismo, este joven de 30 años será inhabilitado para realizar cualquier profesión o voluntariado en cualquier entidad relacionada con menores durante cinco años, así como cinco años de libertad vigilada. Tiene antecedentes penales por corrupción de menores y por un delito contra la seguridad del tráfico.

Los hechos por los que ha sido condenado se remontan al verano del 2010 cuando la menor tenía 10 años. Él era su monitor y tutor. Destacan los magistrados que «aprovechándose de la edad de la menor y de su vulnerabilidad, efectuó sobre la misma diversos comportamientos de naturaleza sexual para satisfacer su propio instinto sin que la menor supiera entonces reaccionar y comprender con certeza lo que estaba haciéndole el acusado, siendo incapaz de decirle que no».

Describen que acompañaba a la menor varias veces al día a los baños y vestuarios de niñas, le decía que se pusiera de pie y después de desnudarla le introducía sus dedos en la vagina. Resaltan otro episodio en el que obligó a la niña a realizar una felación e intentó penetrarla vaginalmente en otra ocasión. En aquel momento, la niña explicó a la madre que un profesor le estaba molestando, pero no concretó más. Sí pidió no ir más.

Afirma el tribunal que los hechos «han quedado acreditados por las declaraciones de la menor, por las de su madre y por la psicóloga del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), quien dio credibilidad al testimonio de la menor.

La especialista señaló que la niña tiene baja autoestima a todos los niveles y un cuadro de ansiedad. Afirmó que «llegó a pedirle confidencialidad porque no quería preocupar a su madre y tampoco creía tener una buena relación de confianza con ella».

Otro psicólogo clínico incidió en el mismo diagnóstico, apuntando que a lo largo de las entrevistas mantenidas con la víctima «reveló de forma paulatina y difuminada una experiencia de abusos sexuales continuados que le incomodaron».

La sentencia no es firme y el encausado puede recurrirla ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA). El fiscal José Luis Hedo llegó a pedir 11 años de prisión.