El titular de Juzgado de Instrucción número 5 de Huesca decretó este martes prisión provisional para José Luis E. E., miembro de la Guardia Civil de Huesca, que el pasado sábado propinó 14 puñaladas a un compañero del cuerpo y ocasionó asimismo lesiones leves a su hija menor de edad. Le imputa un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de lesiones.

Según testigos presenciales, como así recoge el auto de ingreso en prisión, el detenido se abalanzó sobre ellos, de forma repentina, cuando paseaban por la avenida Martínez Velasco de la capital oscense, al comienzo de la aplicación de las medidas de atenuación del confinamiento. Le apuñaló por la espalda y luego siguió haciéndolo repetidamente mientras le gritaba «¿Esto te gusta? Te voy a matar, algo malo va a pasar».

El padre, que resultó alcanzado varias veces en el cuello, se halla estable dentro de la gravedad, mientras que la menor recibió el alta. Asimismo, el magistrado puso en libertad a dos vecinos de la víctima, que fueron detenidos el lunes en relación con los mismos hechos, como inductores. Sin embargo, el juez no ve indicios de ello, a falta de lo que depare la investigación.

El presunto agresor, José Luis E. E., afirmó que no recuerda lo sucedido y que lo que sabe es gracias a que se lo han contado terceras personas, aunque llegó a manifestar en su declaración que es «imposible» que lo hiciera. Ante el juez, ante las preguntas tanto de su abogada, Arantxa Guarga, como de la de la acusación particular, Carmen Cifuentes, recordaba lo que había comprado minutos antes, pero su memoria se borraba sobre el incidente. Sobre el cuchillo que empleó, una navaja de unos ocho centímetros de hoja, explicó que siempre la llevaba encima porque era un regalo de un compañero del Cuerpo.

El juez señala en el auto que, a la luz de su declaración y los testimonios recogidos, «José Luis E. E. no tenía una mala relación con Jesús Javier L. A. (la víctima) ni con su familia. El trato entre ambos era cordial. No existe provocación ni motivo conocido» para la agresión.

El ahora preso llevaba 15 meses de baja psicológica, al parecer por un supuesto episodio de acoso laboral, pero no tenía relación de trabajo con la víctima. El juez señala en el auto que, a la luz de los cuadernos y objetos recogidos en el registro de su piso, podría sufrir algún «trastorno paranoide». Pero no hay por el momento informes médicos que lo acrediten, por lo que el juez no acordó su ingreso en un centro psiquiátrico, como pedía su abogada, sino en prisión.

ANTECEDENTES

Frente a los claros indicios de la autoría del apuñalamiento por parte de José Luis E. E., el juez no apreció ninguno sólido respecto a los otros dos detenidos como inductores. Según fuentes próximas al caso, estos, Ángel M. L. y Antonio N. G., sí mantienen una mala relación con la víctima y su familia, con la que viven pared con pared, pero en otro edificio. De hecho la familia les había denunciado por amenazas de muerte, que ellos niegan.

En este contexto, la familia oyó, horas antes del suceso, cómo los dos hablaban por el patio con el agresor, le contaban que les habían denunciado y le decían que aquello «iba a acabar mal». Ante lo cual, dijeron, el agresor hizo un gesto como de estrujar, mirando hacia arriba, a la vivienda de los agredidos. Algo que él negó. En cualquier caso, aun en el caso de probarse esta conversación, el juez no la considera suficiente para considerarles inductores, por lo que les puso en libertad sin medidas preventivas.