La Guardia Civil desarticuló la semana pasada una importante red de distribución de cocaína en la provincia de Huesca cuyo centro de operaciones principal era Monzón. Hasta 28 personas llegaron a ser detenidas en una macrooperación, bautizada como Berenguer, en la que también cayó un miembro del instituto armado que, supuestamente, protegía e informaba al líder de la organización criminal.

Del total, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Monzón decretó ayer la prisión provisional comunicada y sin fianza para seis de ellos. El séptimo, el guardia civil, evitó acabar entre rejas tras pagar una fianza de 10.000 euros. El riesgo de fuga y los antecedentes penales pesaron en los autos de cárcel.

Es el resultado de la investigación llevada a cabo por la Unidad Operativa de Policía Judicial de la Guardia Civil de Huesca que se intervino de 2 kilos de cocaína, diferente cantidad de sustancia de corte, armas blancas y de fuego y 150.000 euros en efectivo. Una cantidad de dinero que muestra la dimensión de droga que movían en la provincia altoaragonesa los sospechosos, varios de ellos viejos conocidos de la justicia y con detenciones en su haber e incluso con condenas de prisión.

El amplio dispositivo de agentes en el que participó el helicóptero de la Benemérita sorprendió a los montisonenses sobre las 06.00 horas del pasado viernes. De forma simultánea la Guardia Civil realizó una veintena de entradas y registros de viviendas y establecimientos hosteleros y comerciales situados en diferentes calles de la ciudad, pero también en las localidades cercanas de Albalate de Cinca, Binéfar, Tamarite de Litera o Albelda. La redada también ha llegado a las provincias de Tarragona y Gerona y en la que han participado agentes del instituto armado destinados en Cataluña.

La investigación llevada a cabo por la Guardia Civil, apoyada especialmente por pinchazos telefónicos, se remonta a varios meses atrás. Desde el inicio, los agentes trabajaron bajo el secreto de las diligencias porque las pesquisas también afectaban a un miembro del cuerpo. Trataban de evitar, con el apoyo de la jueza instructora, cualquier tipo de chivatazo que echara al traste todo. Especialmente porque, al parecer, el guardia civil arrestado realizaba labores de vigilancia y de información a la organización.

Finalmente, los miembros de la Benemérita culminaron con éxito la desarticulación de los diferentes estamentos de este grupo de narcos.

CALABOZOS CURIOSOS

Fue tal la cantidad de detenidos que el juzgado de Monzón no tiene capacidad para albergar a todos ellos. De ahí que, curiosamente se decidiera emplear la cárcel de Zuera como calabozo durante las 72 horas que permanecieron arrestados.

Del centro penitenciario fueron trasladados, en dos fases, a la sede judicial en una autobús de la Guardia Civil que tuvo que estacionarse en la calle y que actuó también de calabozo mientras iban siendo puesto a disposición de la magistrada de guardia. De hecho, la vía pública tuvo que cortarse al tráfico ante la presencia del vehículo policial.