Quiso la casualidad que el episodio que marcó el devenir del pleno se produjera cuando el Partido Popular se puso a hablar de corrupción política (sí, el PP de Bárcenas, Gürtel, Matas, etcétera) a propósito de la sentencia condenatoria del exconcejal socialista Antonio Becerril, y la reprobación que pedían para el alcalde Belloch por defenderle. Una pelea de gallos en la que el primer edil, también por casualidad, no estaba ni presente. Y en un cuadrilátero en el que los actores secundarios, CHA e IU, acabaron convirtiéndose en protagonistas.

Así podría definirse el rifirrafe más destacado de ayer, en el que el PP acabó solo porque los tres partidos de izquierda se marcharon del salón de plenos. Un plante para denunciar su "uso partidista" de esta condena, y "dejando en el ambiente insinuaciones sin ninguna prueba". Así lo subrayaba el portavoz del PSOE, Carlos Pérez Anadón, después de que el conservador Sebastián Contín dejara entrever que alguna formación debería estar preocupada por el caso Plaza. "¿A qué se refiere con eso de Plaza?", le recriminó a gritos el nacionalista Juan Martín. "Si no le gusta, vaya al juzgado y me denuncia", replicó el edil del PP. "Ya vale de insinuaciones falsas", contestó el portavoz de CHA.

Alta tensión sobre una cuestión que todos creen que deberían despacharse de una forma más interiorizada, o sin alardear cuando colegas de partido en el PP siguen ocupando cargos y escaños con la duda de la corrupción acompañándoles. O la certeza. "Tienen un portavoz parlamentario en las Cortes de Aragón condenado", en referencia a Antonio Torres.

Esa "porquería sin pruebas y con insidia" de la que acusó al PP el portavoz de IU, José Manuel Alonso, llevó al plante. Mientras para el conservador Eloy Suárez, solo fue una escena sobreactuada --que no presenció, por cierto--, pero fruto de la "estrategia preconcebida del tripartito" para no condenar que en el ayuntamiento hubo corrupción. Demasiado incienso para esta procesión.