La procesionaria del pino se adelanta por el buen tiempo e invade los parques y jardines de la comunidad. Este tipo de oruga que está presente en los pinares aragoneses, se alimenta de las hojas coníferas y brotes de todas las especies de esta planta vascular, sobre todo la de los cedros y abetos. Su nombre se debe a la cadena que hacen al desplazarse por las superficies. Además, suele ser común ver los bolsones que se forman en las copas de los pinos.

El clima y la vegetación son los causantes de que este insecto defoliador adelante su crecimiento, así como del aumento o disminución de los individuos de una generación a otra. Además, si la temperatura es favorable pueden surgir nuevos brotes con un mayor número de orugas.

En el caso de la afección a los pinares jóvenes, estos pueden quedar desfoliados al completo. Por ello, el año pasado más de 455.000 hectáreas de bosque en Aragón se vieron afectadas por la procesionaria.

Prevención // Como otros años, el Ayuntamiento de Zargoza, con la colaboración del campus público, está llevando a cabo un proyecto para el control de plaga en los más de 15.000 pinos que se pueden encontrar en las arboledas y calles de la ciudad.

El protocolo para este año es el mismo. La primera fase consiste en la colocación, durante el mes de junio, de más de 200 trampas de feromonas en diversos puntos calientes de la localidad con el fin de capturar a los machos adultos (polillas) y determinar su curva de vuelo. Para ello, cada 10 o 15 días, desde finales de julio hasta mediados de septiembre, se realiza la recogida y conteo de los ejemplares capturados en las trampas. Con estos datos se puede establecer la curva de vuelo que permite realizar una aproximación de su ciclo vital y definir las zonas y los momentos más apropiados para aplicar los tratamientos de control.

Con el objetivo de evitar la aparición de procesionaria en algunos ejemplares de pinos aislados de difícil acceso, se efectúa un tratamiento mediante endoterapia. Con esta técnica se inyecta directamente el producto fitosanitario en el tejido vascular de los árboles, evitando así su dispersión o afección a la fauna y las personas del entorno. Su efectividad es del 100%, pero tiene un coste que obliga a reducir su utilización en ubicaciones muy concretas.

El tratamiento más efectivo es el de la bacteria Bacillus thuringiensis que disminuye las poblaciones de las orugas antes de que formen el bolsón. Se trata de un producto ecológico, respetuoso con el medio ambiente y no tóxico. La aplicación del germen se realizó el pasado mes de octubre.

A día de hoy, se está procediendo a la retirada manual de bolsones. Por su parte, el ayuntamiento va a tener dos equipos de retirada manual de bolsas, uno con carácter exclusivo y otro prioritario (salvo en las situaciones de urgencia por riego del arbolado), que irán con una plataforma elevadora por las distintas zonas verdes. Hasta el momento, se han revisado 1.407 pinos y se han atendido 96 avisos con un total de 2.322 bolsones retirados.

Esta plaga primaveral, también podría verse reducida con otros animales de distintas especies como pueden ser el carbonero o el murciélago orejudo gris, ya que contribuyen a controlar de manera natural a estos gusanos peludos. Sin embargo, este último está en peligro de extinción.

La fase preocupante de la procesionaria es la larvaria, puesto que están recubiertas de alrededor de 300.000 pelillos urticantes que se dispersan en los árboles que habitan, sobre todo en la superficie donde puede entrar en contacto con las personas y las mascotas, provocando irritaciones y fuertes reacciones alérgicas que requieren de atención médica.

Además, podemos llegar a tener alguno de los síntomas que producen aunque no haya contacto directo, ya que esos pelillos se desprenden y flotan en el ambiente.

Cuando llegan a mariposas adultas, normalmente en verano, ponen alrededor de 250 huevos por hembra en las hojas de los pinos sobre el mes de junio. Al cabo de entre 30 y 40 días, nacen las orugas y es en la segunda semana cuando empiezan a salir los pelos urticantes. Estas pasan por diferentes estados.

En el primero, construyen los nidos de seda en el árbol donde se refugian durante el invierno y se alimentan de las acículas. Después, forman los bolsones en las ramas y ya, en primavera las orugas descienden de los pinos y comienzan las largas procesiones en busca de las zonas frías para enterrarse en ellas a unos 15 ó 20 centímetros donde se convierten en crisálidas. Finalmente, emergen del suelo ya con cuerpo de mariposa para aparearse y reproducirse. Sin embargo, al cabo de aproximadamente 48 horas, el insecto muere, ya que su ciclo vital no suele durar más de dos días.