El pasado día 7 de ese mes, el cazador que mató a Canela, la única osa autóctona pirenaica, fue procesado por la Justicia francesa por un presunto delito de destrucción de especie protegida. René Marqueze, de 62 años, fue puesto en libertad bajo control judicial tras comparecer ante el juez. El abogado de Marqueze insistió en que el cazador actuó en "legítima defensa" porque, según su versión, fue atacado repentinamente hasta en cuatro ocasiones por el plantígrado, que estaba acompañado de un pequeño osezno que, por cierto, sigue en paradero desconocido. El procesado se enfrenta a una posible pena de seis meses de privación de libertad y una multa de 9.000 euros, en virtud del Código Penal francés. Marqueze alegó que la osa arremetió contra él y que, desde entonces, sufre pesadillas y no puede conciliar el sueño. "No soy un asesino", afirmó. Sin embargo, la autopsia practicada al animal revela algunas divergencias con la versión del cazador sobre la distancia desde la que efectuó el disparo mortal.