Una sola semana ha bastado para empujar al presupuesto de Zaragoza para el 2015 a una prórroga más probable que nunca. Certezas ninguna, síntomas a borbotones. Ni siquiera los habituales malabarismos del vicealcalde Fernando Gimeno para atraer a Chunta e Izquierda Unida a la causa tienen visos de prosperar. Pese al llamamiento del alcalde Juan Alberto Belloch a la responsabilidad y de que los últimos tres años hayan ido de la mano. El debate sobre el estado de la ciudad y todos los movimientos dados en los últimos siete días evidencian que hay que poner lo poco o mucho que une a la izquierda municipal a cubierto antes de que se anuncie la tormenta (electoral).

El síntoma más evidente es el distanciamiento manifiesto entre PSOE e IU. La rebeldía y necesidad de demostrar que no son lo mismo por parte del grupo que dirige José Manuel Alonso llevado al extremo les ha empujado a preparar una vía de escape tan fácil como incontestable: el referéndum de la militancia marcará su voto. Y con las cuentas el PSOE no se lo ha puesto fácil, al incluir todas sus demandas de los últimos años y 11 millones en inversiones. Ya lo habrían firmado en todos los ejercicios que votaron a favor.

Pero Alonso, que últimamente repite una y otra vez que "la agenda de IU, la marca IU", no anticipa ni su propia voluntad ni la de su grupo. Al menos ha colocado enmiendas para hacer un poco suyas las cifras de Gimeno, pero el debate sobre la ciudad ha evidenciado que la mano que tiende Carlos Pérez Anadón no tiene el mismo efecto que la del vicealcalde o el propio alcalde Belloch. Ni en el fondo, ni en las formas. Ha sorprendido mucho que el alcaldable socialista no haya ni siquiera intentado consensuar o testar la opinión en algunas de sus propuestas de resolución que acabaron estrelladas en el tapete rojo del salón de plenos. Incluso a sabiendas, ya en la junta de portavoces, de que eliminar la posibilidad de adquirir en propiedad esas viviendas "a ocho euros al día" que proponía las habría rescatado y elevado a su mayor éxito, no rebló.

Incluso la supuesta paternidad de esa idea está en cuestión. Y es que, si no fuera tan rocambolesco, se podría dar por bueno el rumor de que esta propuesta nace en los despachos de IU y llega a oídos del alcaldable para hacerla suya. Explicaría mejor el enconamiento al que unos y otros han llegado. Porque IU solo dejó pasar las ideas que eran, al parecer, de otros, no las suyas (el fraccionamiento de tributos, atribuida al PP, o la Film Comission, creada por el PP y suprimida por el socialista Marcelino Iglesias). No hay feeling.

Al contrario que Chunta, que en las últimas semanas, desde el último pleno ordinario, ha cambiado el chip y en cada alusión al presupuesto casi parece que está deseando votar. El PSOE le prometió lanzar el concurso público para revisar el plan de movilidad de Zaragoza, y pagarlo con el ahorro que se genere en la adjudicación del contrato del tranvía (para el estudio y redacción del proyecto de la línea 2) que se ha tramitado, evaluado y puntuado a velocidad de vértigo y que se entregará antes de que se vote el presupuesto en la comisión de Hacienda del día 16. Y los nacionalistas dejaron de tensar la cuerda.

Como si fuera una necesidad la de hacer lo contrario de IU, y será casualidad seguro, pero Chunta ahora dice sí cuando el otro dice no. O al revés. Porque en esta relación que mantienen nunca se sabe quién mira a quién. O a lo mejor los dos.

Pero por si acaso el PSOE hizo lo mismo con IU. También esta semana, también tras los focos del debate del estado de la ciudad. Ya hay propuesta para adjudicar la reforma de la Harinera y el instituto Luis Buñuel. Bien es cierto que este compromiso no es de anteayer. Pero hasta eso tiene doble lectura: o le está diciendo "yo he cumplido, ahora tú" o "puedes hacer lo que desees". Ya todo es verosímil.

Incluso la posición del Partido Popular, que lleva semanas entonando el quiero negociar y el nadie me llama pero sus pasos al frente fueron poner la paralización del contrato del tranvía como premisa y presentar una enmienda a la totalidad sin ninguna parcial. Tan legítimo como que el tripartito lo interprete como que se autodescarta. "Es capaz de entristecer al mejor grupo de jota" le decía el pasado jueves Carlos Pérez Anadón a su portavoz, Eloy Suárez, para remarcar que "se ensimisma en su propia marginación". Ninguna de sus propuestas de resolución fue ofrecida para antes de mayo.

Así que todo parece listo para que la prórroga se produzca: los motivos, las formas, los tiempos... Solo falta una cosa, imprevisible y peligrosa: la reacción de la gente en las urnas. Por algo será que ninguna legislatura hasta la fecha ha finalizado sin tener la ciudad un presupuesto.