La operación asfalto en verano en Zaragoza lleva camino de convertirse en leyenda urbana o un recuerdo del pasado. En el 2018 no se pudo hacer porque dependía de una autorización de la DGA a un crédito bancario que no llegó hasta el mes de agosto, y este año no solo no habrá 500.000 euros como se pretendía aprobar en el presupuesto sino que, además, como fue rechazado y sigue vigente la prórroga actual, será imposible destinar más allá de los «22.000 euros que no se gastaron» en el ejercicio anterior. Una cantidad que no da ni para arreglar más de dos calles.

Así se presentan los meses de verano para una actuación en las calzadas de la ciudad que seguirán acumulando el deterioro lógico de la infradotación económica de los últimos años. En opinión de los técnicos del área de Infraestructuras, para poner en orden todas las arterias de la capital aragonesa «haría falta invertir en torno a 1,5 o 2 millones al año de forma continuada». Es lo más eficiente, aseguran, incluso más que acometer un gran desembolso de una sola vez, pero la norma en los últimos años ha sido destinar a esta finalidad entre 200.000 y 350.000, muy lejos del millón de euros que se solía destinar «hace casi dos décadas».

PRIORIDADES

Eso conlleva un deterioro acumulado que al final pagan los viales más transitadas y, por extensión, muchas calles de menor tránsito. «Cada año les pedimos a las juntas de distrito un listado de preferencias con cuatro o cinco calles que consideren prioritarias, aunque últimamente se venía realizando en una o dos por distrito», expusieron desde Infraestructuras. No siempre coinciden, además, esas peticiones con las prioridades que finalmente se dan, en ocasiones, por motivos exclusivamente técnicos que determinan sus informes, o simplemente porque pasa el transporte público en ellas.

Hoy es fácil encontrar calzadas en mal estado. La avenida Navarra, la de Valencia, el paseo Constitución, el de Pamplona, muchos viales en el Actur, el Arrabal, Las Fuentes o San José. El listado es largo, todos los barrios lo conocen y lo sufren, pero hay que adaptarse al presupuesto. Y si encima no hay, toca esperar, como el año pasado, que ya se tuvo que acometer en otoño.

Infraestructuras, en esta situación, está obligada a echar mano de la partida del mantenimiento, pero solo para actuar en baches, colocar «boinas» -así llaman al tapado de socavones-, que al menos garantice la seguridad. El problema es que una operación asfalto especial con este dinero dejaría sin fondos para la segunda mitad del año para estas intervenciones, que son urgentes.