El confinamiento impuesto por el Gobierno de España ante la crisis sanitaria ha obligado a cerrar muchos negocios, que se devanan los sesos pensando cómo saldrán de esta una vez la situación se normalice. Pero aparte de los más convencionales, la falta de ingresos es compartida por otros sectores, ya complicados habitualmente por la marginalidad, como la prostitución. Las prostitutas también han perdido su vía de ingresos, viniendo además de una situación ya de por sí vulnerable.

Así lo advierten desde el centro Fogaral de Cáritas, una de las oenegés que atienden a estas mujeres en Zaragoza capital. Sus cinco técnicos y 15 voluntarias siguen haciéndolo, y aunque sede esté cerrada por el estado de alarma, siguen teniendo que abrir algunas horas para dar ayuda en efectivo a algunas de las hasta 240 mujeres que atienden al año en la capital aragonesa. El perfil es de personas muy necesitadas, incluso entre las que tienen otro trabajo para completar sus ingresos como prostitutas, y con la actual situación, están yendo a peor.

PROLONGADO

Así lo explica Marta Jiménez, una de las técnicos de Fogaral. «Ya antes del confinamiento, llevaban dos semanas que apenas iban clientes, tenían muy pocos servicios, según nos explicaban. Ahora, claro, han ido a peor, y lo normal sería que no hubiera ninguno, claro. Pero hay inconscientes que al parecer las siguen reclamando, y sabemos que en algunos casos, por extrema necesidad económica, les dicen que sí, con los riesgos que ello conlleva para ellas también al salir a la calle», expone.

Según explica, además de las que trabajan en clubes y pisos cerrados, «los contactos telefónicos existen, y hay hombres que al parecer no entienden que estamos en estado de alarma y siguen solicitando sus servicios. Y algunas lo aceptan, aunque, que sepamos, ninguna de las que atendemos se ha contagiado de coronavirus por esto», explica Jiménez.

Las situaciones de las trabajadoras sexuales son diversas, aunque el problema de fondo, el de la situación actual, sea parecido. Las hay que trabajan «en plaza», que van de forma itinerante a las ciudades para estar un tiempo, y se han quedado atrapadas en la capital aragonesa. Fue el caso, por ejemplo, de un grupo de prostitutas transexuales que la asociación Somos LGTB+ denunciaba esta semana, solicitando fondos. «Son mujeres que ya de por sí están desconectadas del mundo real, y ahora mucho más. Observamos mucha falta de información, y corren muchos bulos. A esto se añade que muchas de ellas son extranjeras y no manejan bien el español, con lo cual aún es más difícil que les lleguen los datos correctos», añade.

Las que vivían en clubes o pisos, según fuentes conocedoras del sector, han tenido que abandonarlos, porque los propietarios los han cerrado para acometer tareas de desinfección e higienización para cuando puedan volver a la actividad. «Algunas se han juntado en pisos y otras se han ido a hoteles», pero esto era antes de que se ordenase su cierre con carácter general, este pasado jueves. «Las que malvivían en pensiones también se han tenido que ir a la calle, y a las que les hayan permitido quedarse en los pisos también les estarán cobrando el alquiler y la manutención», considera Jiménez.

En Fogaral siguen atendiendo telefónicamente a las prostitutas con las que mantenían contacto, para ver sus necesidades más acuciantes. Pero también están teniendo que recibirlas en persona en determinados momentos de la semana, porque entre sus servicios de ayuda y orientación también están las aportaciones económicas, y «algunas no tienen cuenta bancaria ni pueden abrírsela, por lo que tenemos que darles el dinero en efectivo».

No son los casos más generalizados, pero los hay, y la situación les preocupa porque «si antes tenían ingresos bajos, ahora no tienen ninguno. Por el momento estamos apoyando económicamente al mismo número al que ayudábamos, pero si la situación se prolonga otras dos semanas, necesitaremos más fondos», expone la técnico de Fogaral.

TRATA

Entre todas estas preocupantes situaciones, Jiménez destaca una. «nos preocupan las víctimas de trata, porque siguen teniendo que pagar la deuda que contraen con las redes que las traen. Y la gente que las transporta es violenta», advierte la técnico. En la asociación también atienden víctimas de trata, si tienen libertad de movimiento por parte de sus proxenetas, y están en contacto con la Policía.

La situación, en definitiva, se agrava para un sector que, si bien no declara, tampoco puede beneficiarse de ninguna línea de ayuda ante una pérdida total de su medio de vida.