La procesionaria del pino puede ocasionar problemas en los animales de compañía en el periodo de su ciclo biológico en el que necesita trasladarse desde los bolsones hasta que queda enterrada en el suelo. Si nuestra mascota entra en contacto cutáneo con la oruga, lo primero que hay que hacer es intentar retirar cualquier resto de la oruga del contacto con la piel o con las membranas mucosas de perros y gatos mediante la aplicación de agua templada. «Nunca hay que frotar ni aplicar presión porque puede agravarse la situación al fracturarse los pelos irritantes, liberando las toxinas que contienen», explicó la directora del hospital veterinario, Maite Verde. Sin embargo, si no encontramos agua templada, «hay que utilizar cualquier fuente de agua», añadió.

En el caso de que lleguen a la boca «hay que extraerlas y si las ingiere, habrá que provocar el vómito» señaló la responsable. Por otro lado, hay que llamar al centro veterinario más cercano y acudir para que se valore y trate a la mascota en función de los síntomas y de su gravedad. «Está demostrado que la recuperación de los perros con reacciones a la procesionaria del pino depende de varios factores como son la extensión del contacto, y el nivel de respuesta del sistema inmune del paciente, pero sobre todo de la rapidez con que se apliquen tratamientos adecuados a la reacción de tipo tóxico-irritante», aclaró Verde.

Primeros auxilios

Para evitar esto, la directora recalcó que hay que vigilar, especialmente en las estaciones de riesgo, a los perros y gatos que chupan o se comen cualquier cosa para prevenir el desarrollo de los signos sistémicos que son los que pueden causar la muerte. «Hay estudios que han demostrado que un 3% de perros afectados morirá por un cuadro grave, y que un tercio de los que se recuperen quedaran con secuelas como necrosis parcial de la lengua», anotó la responsable del servicio de dermatología. No obstante, estas cifras pueden mejorar con una atención veterinaria de urgencia adecuada.

Los síntomas pueden ser locales, pero también sistémicos. Además, estos se pueden observar en el ojo. aunque se haya entrado en contacto directo con las orugas, a través de aire cargado con restos de pelo de la procesionaria, en algunos animales se pueden producir conjuntivitis, así como edemas, entre otros.

También, puede afectar al sistema respiratorio si olfatean a las orugas, provocando dificultad respiratorias o colapso bronquial. En la zona facial pueden tener reacción alérgica con urticaria y picores intensos. En el caso de tener efección de labios y mucosas, pueden llegar a tener inflamación o necrosis en la lengua con pérdida en la misma. En el caso de ingestión de la procesionaria, suelen ser situaciones graves porque puede producir edema de la laringe, de la faringe, vómitos y diarreas, que pueden acompañarse de dificultad respiratoria que requiere tratamiento veterinario de urgencia.

Otros signos sistémicos con síntomas menos presentes pueden ser hipertermia, coagulación intravascular diseminada, convulsiones, temblores musculares y shock anafiláctico, entre otros.