Han pasado cinco años y siete meses desde que cerró sus puertas la Expo del 2008 en Zaragoza pero, para 24 de las empresas que suministraron los productos oficiales del merchandising, el final de la muestra no ha llegado hasta ahora. Este mes por fin han dado carpetazo tras cobrar 965.000 de los 1,1 millones que se les estafó, a través de la empresa portuguesa TBZ, que gestionaba y explotaba las tiendas donde se vendían. Esta es la cantidad que pactaron con la sociedad Expo Zaragoza Empresarial a finales del 2013, para no esperar un año más a que se resolviera el recurso de casación en el Tribunal Supremo solicitado tras la sentencia que había condenado a dueño de esta firma, Joao Barroqueiro, y tras declararse en quiebra, la Audiencia Provincial declarara a la propia Expo responsable subsidiaria.

La empresa TBZ les dejó a deber buena parte del suministro, pese a que cobró por su venta y los royalties de la marca (y de los que la organización, Expoagua, percibía un porcentaje). Cobraron todos menos ellos. Ahora, después de que los tribunales les dieran la razón, y tras aceptar una quita del 10% para evitar demorar más el proceso judicial, respiran aliviados. O deseando "cerrar el círculo y mirar para adelante", como subrayó Juanjo García, responsable de una de los licenciatarios (suministró el popular pasaporte Expo), al que se le adeudaban 250.000 euros.

Ayer era la primera vez que se encontraban en Zaragoza tras el acuerdo alcanzado con Expo Zaragoza Empresarial. Se ha hecho efectivo a todos el pago "a principios de abril", echando mano de los 1,3 millones de euros que la DGA depositó como fianza por orden del juez. Atrás queda el peaje de estos casi seis años de sufrimiento: "unas diez o doce empresas han cerrado o están en concurso de acreedores" y se "han podido destruir de 30 a 50 empleos" por este pufo.

Así lo subrayaron José Miguel Sánchez, director general de la Cámara de Comercio de Zaragoza, y Jesús Avellana, abogado que les ha llevado la causa y que ayer destacaba la "unidad" mostrada por todos ellos para buscar una solución airosa para todos y no para unos pocos. "Ha sido una pesadilla que ha acabado con un final feliz", resaltó Sánchez, quien lamentó que Expoagua no hiciera caso a su propuesta para zanjar el problema "en agosto del 2008". "Habrían tenido que abonar 700.000 euros y ahora 900.000, que pagarán todos los aragoneses", explicó.

El peor souvenir de la Expo del 2008 se lo llevaron estos proveedores. Ahora aseguran no estar arrepentidos pese a las "heridas profundas" causadas.