La iniciativa CoviBlock es un proyecto que permite trabajar en la definición de zonas de bajo riesgo de contagio del covid-19 en diferentes espacios a través de la calidad del aire. El proyecto, puesto en marcha desde el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) con la colaboración de Fundación Ibercaja, ha sido presentado este lunes en la sede de Fundación Ibercaja Actur.

Dicho espacio, se ha convertido en el centro piloto de esta iniciativa, convirtiéndose en pioneros a la hora de instalar los medidores de CO2 en el centro y que, según ha informado este lunes José Luis Rodrigo, director general de Fundación Ibercaja, “ha arrojado muy buenos resultados y se va a extender a otros centros debido a que permite garantizar la calidad del aire”. Rodrigo ha querido agradecer todo su trabajo al director del IIS, Ángel Lanas, así como a los investigadores Alberto Jiménez Schumacher, Juan José Alba y Marta Baselga.

Las acciones realizadas en el centro de Ibercaja han concluido con la implantación del sello Somos CoviBlock - CO2, que reconoce a instituciones y empresas que adoptan las medidas necesarias para mantener niveles de CO2 dentro de los límites recomendables para minimizar el riesgo de transmisión covid-19 por aerosoles y garantizar de esta manera la calidad de aire.

Según ha explicado Rodrigo, este proyecto está enmarcado dentro de la plataforma Aireamos, formado por un grupo de investigadores y científicos que “trabaja y propone casos de usos y soluciones innovadores para proponer un aire más limpio”.

Por su parte, Lanas ha explicado que, a pesar de que al principio no se prestó gran atención a los aerosoles, se trata de un proyecto que “tiene una importancia tremenda porque es obvio que determinar la calidad del aire que estamos respirando en los edificios queda a todas luces como uno de los principales ejes de investigación”

Proceso

Para comenzar con la prueba piloto del proyecto, se hizo un diagnóstico inicial sobre el nivel de CO2 para poder proponer medidas de corrección y de mejora. Posteriormente la entidad debe implementar en su funcionamiento diario los protocolos propuestos para que finalmente se conceda el sello de calidad con la instalación de medidores fijos de CO2. A partir de aquí, se produce una constante monitorización y si se registran anomalías, se avisa a la entidad para que las corrija y si no es así, puede llegar a perder el sello.

El presupuesto para poder recibir un análisis de un espacio determinado es muy variable, dependiendo del lugar y el tipo de mediciones que se tenga que hacer, pero Rodrigo ha explicado que puede rondar los 1.000 euros. “Aquí va incluida una pequeña instalación además de los costes de seguimiento que se hacen como con una suscripción y que tienen un coste de unas decenas de euros”. A pesar de esto, ha matizado que no se trata de un servicio individual, sino que “se adapta a las necesidades de cada cliente”.