La pequeña localidad de Fayón seguirá al menos un año más sin el demandado puente sobre el pantano de Ribarroja. El anuncio de la Mesa de la Minería de dejar apartado el proyecto --aprobado por el Ejecutivo aragonés a finales de 2003-- de construir el ansiado puente que volviese a unir todo el término municipal, ha causado un gran malestar en la localidad, donde el alcalde, José Arbonés (PP), tiene claro lo ocurrido: "La decisión se ha tomado tras los cambios de mayoría en el Gobierno central, y es una muestra de clientelismo puro y duro".

La reivindicación de un puente para Fayón arranca desde 1967. Entonces, el municipio fue dividido en dos partes al inundarse parte de su territorio --y todo el núcleo habitado-- con el embalse de Ribarroja. Tras esta división, los fayonenses se ven obligados a recorrer más de 70 kilómetros para acceder a las 1.700 hectáreas que quedaron incomunicadas, al otro lado del pantano.

37 AÑOS Transcurridos 37 años, el problema no se ha resuelto, y las consecuencias son más que notables: más de 1.400 habitantes han abandonado el pueblo, dada la imposibilidad de desarrollar la economía local al ritmo que permitiría el acceso directo a los cultivos.

Arbonés lamenta "la falta de solidaridad y sensibilidad de algunos políticos para con un pueblo que lo entregó todo en 1967". El 31 de diciembre del 2003, la DGA dio el visto bueno a esta inversión. Acordó la primera fase del proyecto y se destinaron seis millones de euros del Plan de la Minería para la construcción de la carretera y el puente entre Fayón y Almatret.

El propio consejero de Industria, Arturo Aliaga, señaló entonces que había encargado un informe porque consideraba que se podía mejorar "la conexión entre los dos municipios". Pero los nuevos planes de la Mesa de la Minería privan a Fayón de esta infraestructura esencial en su futuro, ya que "el desarrollo de los municipios, y sobre todo de los pequeños, pasa por estar bien comunicados, y este no es el caso de Fayón", se lamenta el alcalde.

Arbonés añade que el puente, además de permitir una salida al municipio, también supondría una vía de comunicación entre Aragón y Cataluña y podría fomentar el turismo. El primer edil lamentó también que se haya roto el habitual consenso de las actuaciones acordadas en la Mesa de la Minería.

Según Arbonés, "esta decisión está del todo injustificada, se nos ha marginado injustamente y vamos a reivindicar nuestra propuesta las veces que haga falta".