No hay dinero para todo, y gobernar es establecer prioridades. Esta es la hoja de ruta que se ha marcado el Gobierno PP-Cs en el Ayuntamiento de Zaragoza para defenderse de todos los ataques que desde la oposición le llegan para arremeter contra sus recortes u olvidos en una ciudad muy necesitada de inversión que, en cifras globales, este año va a regresar a niveles de hace seis ejercicios. Son poco más de 49 millones de euros para una capital aragonesa que acumula decenas de las llamadas reivindicaciones históricas, y algunas de ellas seguirán durmiendo en un cajón que ahora estrena dueño con el alcalde, Jorge Azcón.

Es el caso de la avenida Navarra, por ejemplo, el más clamoroso. Reivindicado hasta por ellos mismos desde la oposición, con una reforma integral pendiente desde que se firmara el convenio para la llegada del AVE a Zaragoza (en el 2003) que nunca lo ejecutó, esta arteria principal que separa Delicias de La Almozara se ha quedado fuera hasta de la operación asfalto de este año. Ni la calzada ni, presumiblemente, las aceras entrarán en la inversión prevista para renovar calles en la ciudad. Y los vecinos seguirán exigiendo que salga pronto del cajón en el que está metido hasta con proyecto redactado y valorado en 12 millones.

La Imprenta Blasco, iniciativa insignia durante años de la izquierda y, más concretamente, de CHA en el consistorio, se ha quedado sin reflejo presupuestario pese a que la financiación para convertir los bajos del bloque de la calle Ecce Homo estaba condicionada a una parcela en Valdefierro que ya está vendida para levantar pisos. Esa enajenación iba a reportar dinero suficiente para adaptar las plantas superiores del céntrico inmueble para hacer pisos que ya están prácticamente listos para entregar.

Pero el proyecto museístico y esa muestra de la imprenta en la planta baja del edificio no está tan claro que vaya a salir adelante. La maquinaria ya se sacó para repararla y está en perfecto estado de revista en unas instalaciones del antiguo cuartel de Pontoneros.

Este último inmueble es, sin duda, la gran ausencia del primer presupuesto de Jorge Azcón. El buque insignia del anterior Gobierno de ZeC y su fallido plan de vivienda para transformarlo en pisos de usos compartidos, se ha quedado fuera del reparto millonario para este ejercicio. La idea del PP y Cs pasa por darle un giro de 180 grados al proyecto de Pontoneros y apostar por una residencia universitaria, apoyada claramente en una financiación público-privada que ya fracasó en el pasado pero que puede renacer en breve.

También parece que verá la luz otro de esos proyectos emblema de CHA pero más tarde de lo esperado: los Baños Judíos. El proyecto de musealización de estas instalaciones ubicadas en la calle Coso se presentó en el 2018, estaba previsto estrenarlo a comienzos del 2019 y durante el 2020 tampoco habrá dinero para que abra las puertas. Al menos eso es lo que se traduce de los programas plurianuales que se incluyen en esas primeras cuentas municipales del Gobierno PP-Cs. Estos contemplan solo 10.000 euros para este ejercicio, 300.000 para el 2021 y otros 300.000 para el 2022.

Así, si se cumplen las previsiones, este centro de la cultura sefardí en pleno centro de Zaragoza abriría tres años más tarde de lo previsto.

MUSEO DE LA SEMANA SANTA

Llama más la atención que no se incluyan en estas primeras cuentas el ansiado Museo de la Semana Santa de Zaragoza. Y lo es porque quienes más ansia han demostrado en este proyecto, junto a la Junta de Cofradías, es el PP y Cs, que siguen dándole vueltas a dónde ubicarlo. Quizá uno de los espacios preferidos sea el Palacio de Fuenclara, que sí cuenta con una partida. Pero esta es de 157.491 euros, quizá para subsanar sus múltiples deficiencias (e importantes para la conservación de este inmueble en desuso) pero claramente insuficiente para un museo llamado a ser referencia en España.

Tampoco parece salir del cajón la pretendida reconversión de los antiguos depósitos de Pignatelli, con un plan aprobado por unanimidad y financiación suficiente de la mano de la construcción de 107 pisos en ese mismo espacio, pero que sigue paralizado por los problemas administrativos con el Gobierno de Aragón. Fruto de esa enajenación estaba previsto ingresar unos 6,3 millones de euros pero sigue sin poder adjudicarse la venta. Ni siquiera figuran en la previsión de ingresos del presupuesto por venta de suelo, un capítulo que se cifra en más de 20 millones de euros calculado con otras parcelas.

Pero sin esa adjudicación, sin esos ingresos, no hay ni equipamientos en los terrenos de los antiguos depósitos, ni transformación urbanística para convertirlos en un punto de encuentro lúdico de referencia en la ciudad ni ampliación del parque Pignatelli, muy degradado y a la espera de una intervención global. En el cajón por causas ajenas a la voluntad de Jorge Azcón.

También deberá esperar para ver la luz la reconversión de la antigua Giesa. La intervención del ayuntamiento el año pasado para demoler las partes más deterioradas de las antiguas instalaciones de Schindler en Las Fuentes-Montemolín dejarán paso a un largo periodo de espera y reflexión. El responsable de Urbanismo, Víctor Serrano, ya anunció que desea abrir a la ciudadanía los futuros usos de este espacio ubicado en el eje de la calle Miguel Servet y un potrero inspirará, de forma provisional, un futuro para más adelante. ¿Se trata de buscar ideas nuevas o de ganar tiempo? Eso se preguntan en el barrio, que hace años ya pensaron proyectos de envergadura para el edificio, como la llamada Ciudad de los Niños, ahora en el fondo de ese cajón desastre municipal.

Reflexión es lo que necesita también la reforma de La Romareda, sin duda fuera de ese cajón y siempre encima de la mesa del Gobierno PP-Cs y del alcalde Azcón. Pero el 2020 será el año de la tramitación urbanística, de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que permita habilitar dos parcelas, parte del cuartel de la Policía Local de Domingo Miral y la pista de skate de Vía Hispanidad, para sacarlas a la venta. Ese largo proceso, con negociación política incluida, dará con una subasta de suelo para construir 420 pisos que financien la reforma del estadio. Y para redactar el anteproyecto, compromiso expreso de Azcón en el convenio suscrito el año pasado con el Real Zaragoza, para determinar la magnitud del campo de fútbol que se pretende. Ni rastro de esto en el presupuesto, no le hace falta.

EL ALBERGUE, OTRO AÑO

La reforma del albergue sí está en ese cajón, aunque con vistas a sacarlo de ahí en el 2021. O la promesa de hacerlo, aunque se esperaba para este ejercicio. También la adecuación del antiguo restaurante del centro cívico Delicias como espacio para los jóvenes, que se queda un año más con unos testimoniales 40.000 euros y serán 600.000 el año próximo; o la casa de juventud en Oliver, en el antiguo cuartel de policía de barrio, con solo 10.000 en el 2020 y 350.000 el año próximo.

Y como gobernar es priorizar, Azcón y la vicealcaldesa sara Fernández han preferido lanzar el nuevo centro de visitantes de la plaza del Pilar, con proyecto de transformación y presupuesto discreto en el ejercicio anterior para mantenerlo en su ubicación actual (el cubo de cristal frente al consistorio) y ahora con una cuantía muy superior, 1,05 millones de coste, para trasladarlo a los porches de la sede de la Delegación del Gobierno en Aragón. Aunque no sea de los llamados históricos.

También sale de ese cajón la mejora del pabellón de Miralbueno, con 125.000 euros este año y un millón para el que viene; y la segunda fase del centro cívico de Rosales del Canal, para el espacio Ágora, con otros 150.000 en este primer presupuesto y 350.000 más en el 2021. Por contra, ni rastro deja del polideportivo nuevo prometido al Distrito Sur por el Gobierno de ZeC, ni del plan de barrios dotado con 8 millones en el presupuesto fallido del 2019. Porque, no hay que olvidar, gobernar es priorizar..