Cuando el doctor Juan Carlos Ferrando tomó asiento el pasado jueves para anunciar que la analítica al paciente ingresado en el Royo Villanova por sospecha de ébola había dado negativo, su semblante era serio, riguroso. A escasos metros, el director del hospital, José María Manrique, y la jefa de enfermería dejaban entrever un rostro más relajado tras unas horas cargadas de tensión que dejaba entrever cierta dosis de alivio.

Tres meses después, Aragón había vuelto a activar el protocolo de actuación frente a posibles casos de ébola y, como entonces, se descartó, inicialmente, la presencia del virus.

Atrás quedaban momentos de extrema dedicación. "Estábamos y estamos preparados, muy preparados", aseguran desde el hospital. Tras innumerables horas de ensayos e infinitas maniobras de colocación y retirada del equipo de protección, llegaba la hora de la verdad. "Sabíamos que todo iba a ir bien, pero no es lo mismo hacer lo mismo mil veces en un ensayo que en una situación real. Se podría decir que se asemeja a un equipo deportivo. Puede entrenar muy bien, pero el partido es diferente", indicaron desde el centro.

Desde la llegada, el miércoles, de la ambulancia procedente de Monzón en la que viajaba el paciente sospechoso de haber contraído el virus en un viaje a Mali, Manrique y Ferrando, el jefe de Medicina Interna del centro y responsable de la unidad especial diseñada desde que estalló la crisis del ébola, sabían que estaban ante el gran reto. El balance no puede ser mejor. "No ha habido ni el más mínimo error. Todo ha salido como estaba planeado", aseguran. Ni fallos en la manipulación de los trajes, ni angustia en el personal. "El nivel de ansiedad en los trabajadores ha bajado considerablemente. Es lo que tiene la preparación exhaustiva", indica el personal de enfermería.

En principio, la segunda analítica del paciente que se envió ayer a Madrid, descartará hoy de forma definitiva la presencia de ébola en su organismo. Cuando eso ocurra, Ferrando y el resto del equipo valorarán su posible paso a planta o la realización de más pruebas rutinarias. Solo entonces habrá espacio para la relajación.