En un incendio la rapidez es lo más importante, pero los Bomberos de la capital aragonesa no pudieron serlo en el que afectó al área de Psiquiatría del hospital Royo Villanova de Zaragoza, en febrero de este año. Un informe de este cuerpo de emergencias certifica que falló el sistema antiincendios.

Cuando llegaron estos efectivos, el personal del centro sanitario había conseguido evacuar a los pacientes, pero las camas y los pasillos estaban siendo pasto de las llamas sin poder evitarlo. La falta de hidrantes --bocas de agua en las que se empalman las mangueras-- utilizables y que las dos que se encontraron no tenían llave impidieron una correcta intervención. Asimismo, el sistema de unión de las boquillas del hospital no coincide con el utilizado por los bomberos.

Ante esta situación, tuvieron que descender cinco plantas para conseguir el agua necesaria.

Simultáneamente procedieron a localizar y cerrar la llave de paso de la tubería del oxígeno de la planta afectada, ya que había fugas en la instalación de la misma.

A lo largo del informe, también resaltan que el servicio de mantenimiento del centro hospitalario no sabía cómo funcionaba el sistema de extinción de incendios. Una situación a la que hay que sumar que el personal se dio cuenta de que algo estaba ocurriendo cuando notaron alboroto y uno de los celadores decidió dar una vuelta por las habitaciones. Fue en ese momento cuando vieron que había fuego. Durante este operativo, que se saldó solo con daños y ningún herido, participaron catorce efectivos y duró casi dos horas y media en quedar extinguido. Posteriormente, fue necesario extraer el humo.

Un análisis de situación que completa el informe realizado por la Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía que certifica que hubo dos focos, concretamente, en las habitaciones 503 y 507, debido a la acción de dos pacientes internadas en la planta quinta de Psiquiatría.

USO DE MECHEROS Según ha podido saber EL PERIÓDICO, dos de las internas, imputadas, utilizaron unos mecheros con los que habían fumado. Sin embargo, desde el 1 de enero la DGA había prohibido hacerlo.

El incendio afectó principalmente a estos dos habitáculos que se destruyeron como consecuencia del fuego, calor y humo. Fueron estas circunstancias las que hicieron que cayeran placas del falso techo, afectando a la parte superior de las paredes próximas. También presentó graves excoriaciones la fachada.

La destrucción de una de ellas, la 507 hizo que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía descubrieran que las tomas de oxígeno como el vacío existente entre las camas aparecen sin la cubierta metálica que hay en otras habitaciones. Además, observaron que las terminaciones de sus tuberías están desprovistas de llave o válvula de cierre.

Más allá de estas habitaciones, quedaron inutilizadas 24 camas, obligando a trasladar a veinte enfermos al hospital Miguel Servet y al clínico Lozano Blesa. El resto de afectados, con enfermedades cardiorrespiratorias que estaban ingresados en la cuarta planta por la que se extendió el humo, fueron derivados al Nuestra Señora de Gracia.

Cuatro meses después del incendio, la planta afectada reabrió. En un primer momento confiaban en que fuera mayo el conseguir volver a trabajar en ese área, si bien se retrasó a junio. A pesar de ello, y tras desembolsar 500.000 euros, el Departamento de Sanidad calificó de "récord"las obras realizadas.

Desde Cemsatse se criticó duramente la "falta de información"facilitada por la Consejería, así como las medidas que se iban a tomar al respecto.