Cuando solo faltan 24 horas para el debate sobre el estado de la ciudad que examinará la gestión del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, el PSOE municipal empieza a dar algunas pistas de su objetivo en esta cita. Una de las mayores incógnitas es el nivel de confrontación que mantendrán los socialistas con el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) pero al menos ahora se sabe por dónde irán sus propuestas de resolución. Y la más destacada es la de exigir elevar la inversión del ayuntamiento de la capital hasta los 50 millones de euros en el 2017, «para hacer frente a las carencias de la ciudad y generar más riqueza».

El PSOE considera «irrenunciable para una política de izquierda» trabajar en esta línea para «conseguir una mayor equidad en la sociedad» y afrontar «los compromisos que debe mantener el ayuntamiento con los distritos y los núcleos de la periferia más desfavorecidos». Sometidos, aseguró, al «olvido permanente» y la «oposición a proyectos que revitalizarían la vida» en ellos. Como, apuntó, el cierre de «la orla este», un proyecto que nunca llegó a ejecutar cuando gobernaba. Mientras, apostilló, la «negativa a admitir inversiones procedentes de la iniciativa privada han supuesto un auténtico declive» en muchas zonas.

Otra de sus propuestas será que «en el plazo de 10 días improrrogables» se constituya y regule la Comisión Especial de Vigilancia de la Contratación, --ya respaldada en dos plenos-- como «herramienta capaz de analizar y dictaminar cualquier proceso de internalización o externalización» de los servicios públicos. También apuesta por impulsar un plan estratégico en materia social para «optimizar y reorientar los recursos municipales a las necesidades reales». Así como la incorporación al Reglamento Orgánico y al de Participación Ciudadana de la Comisión de Peticiones, que obligue a debatir peticiones surgidas de la sociedad.

El debate puede ser un punto de inflexión en su relación con ZeC o una ruptura definitiva, en un momento delicado y a pocos días de empezar a negociar el presupuesto. Aunque los socialistas han sido, de momento, los más moderados en sus críticas.