PSOE y Podemos se han dado una tregua al menos hasta el lunes para continuar las negociaciones para lograr un acuerdo de investidura, que pese a la declarada buena voluntad por ambas partes siguen paralizadas.

El último movimiento fue del PSOE, que lanzó un manifiesto, Que no pare Aragón, como culminación de los comunicados que han ido remitiendo en los últimos días diversos colectivos e instituciones que pedían que se formase ya un Gobierno. Pero Podemos no se da por aludido.

El escollo sigue estando donde ha residido desde el principio, en la entrada de la formación morada en el Gobierno, con consejerías. Los de Maru Díaz y Nacho Escartín consideran que tienen derecho a ellas igual o más que el PAR, ya que cuentan con cinco diputados frente a los tres de la formación aragonesista. Pero esta no quiere compartir Gobierno con ellos, y sin la presencia del PAR, se corre el riesgo de una alianza de centro-derecha y Vox.

Una posibilidad que el PSOE no se cansa de recordar, aunque al mismo tiempo afirme que su alianza con la formación de Arturo Aliaga es firme.

Los socialistas ofrecen, al menos por boca del secretario general, Javier Lambán, puestos de segundo nivel en el Ejecutivo, a elección de Podemos, una vez voten la investidura. Pero la formación morada insiste en discutir ambas cosas a la vez, y no renuncia a las consejerías sin que al menos les den una explicación convincente de por qué ellos no pueden tenerlas y el PAR (y CHA, intuyen), sí.

En este bloqueo, congelación o rotonda, según prefiera llamarlo cada formación, han transcurrido las negociaciones hasta ahora, en las reuniones que han mantenido los equipos negociadores, y nada hace indicar que haya cambios a partir del lunes. Aunque deberá haberlos si no se quieren agotar los plazos y repetir elecciones por no haber votos suficientes para investir a Lambán.