Los desprendimientos ocurridos esta semana en los colegios públicos de Santo Domingo y de Joaquín Costa, después del susto ocasionado y de que el Gobierno de Zaragoza ordenara una revisión técnica de todos los edificios municipales, ayer los protagonistas fueron los partidos políticos. Más concretamente el PP y el PSOE, que se enzarzaron en un cruce de acusaciones sobre quién hace menos por garantizar la seguridad y el buen estado de estos inmuebles.

El portavoz adjunto del PP en el ayuntamiento, Pedro Navarro, abrió la disputa anunciando que presentará una moción en el próximo pleno para frenar el "deterioro" del patrimonio histórico y la "inacción" del Gobierno. "¿Qué tiene que pasar en Zaragoza para que el consejero de Urbanismo, Carlos Pérez, actúe sobre el patrimonio municipal?, ¿qué tiene que ocurrir para que los edificios históricos dejen de caerse?", señaló.

Así, le puso en su haber los derrumbes en el antiguo cuartel de Pontoneros, el Palacio de Fuenclara, la muralla medieval, la romana, y los dos colegios de esta semana. Y le acusó de "no hacer nada y carecer de iniciativa", y de no cumplir "con las iniciativas que planteamos el resto de los grupos y que son aprobadas por el pleno". Se refería a la que en abril de 2013, tras la caída de la muralla medieval, salió por unanimidad para pedir que en el plazo de tres meses, se actualizara el Catálogo de Edificios y Conjuntos de Interés con "la situación real de todo el patrimonio histórico artístico de la ciudad y la cuantificación económica de las actuaciones necesarias para evitar nuevos daños". "Si se hubiese cumplido con lo acordado por los grupos, esto no habría sucedido", añadió.

Desde Urbanismo le respondieron lamentando que el PP "utilice los incidentes en dos colegios para crear alarma y confusión" y censuró "que dedique tan poco trabajo a su labor de oposición y que intente ignorar la responsabilidad que el Gobierno de Aragón tiene en el mantenimiento estructuras de sus edificios educativos". A su juicio, Navarro "entiende su trabajo político de oposición como una fábrica de proferir insultos y como un medio de crear cortinas de humo para esconder la responsabilidad de sus correligionarios en la DGA".