No lo tiene fácil el PSOE ante la comisión de investigación. El secretario general del PSOE, Javier Lambán, tuvo que decidir entre aceptar su creación o no. Y ninguna de las dos opciones le convencía. Al final aceptó, consciente de que la regeneración y el cambio que él mismo quiere encarnar en el partido pasa por depurar responsabilidades --si las hay--, por la transparencia y por enfrentarse a la corrupción --si la hay--. Por eso dijo sí al grupo de trabajo sobre Plaza. Lo hizo consciente de que su decisión iba a levantar ampollas en algunos sectores de su partido. Pero también desde el convencimiento de que, dadas las circunstancias, y con la gravedad de los hechos que se conocen día tras día, lo mejor era optar por la vía que proponían CHA e IU. Y una vez la comisión se ponga en marcha, y empiecen a desfilar los antiguos dirigentes del Gobierno socialista de Marcelino Iglesias, lo que hay que intentar es "salir a empatar el partido o a perder por la mínima". Ganar es, a estas alturas, ya imposible, admiten desde el PSOE.