Ni la crisis del coronavirus ha logrado que se rebaje el tono en el Ayuntamiento de Zaragoza. La segunda sesión del debate sobre el estado de la ciudad estuvo marcada por unas intervenciones duras, agresivas y poco propositivas en las que la izquierda cargó contra el modelo social «caritativo y asistencialista» de Jorge Azcón, que trató de defender su gestión a golpe de estadísticas y comparaciones con otras instituciones e incluso ciudades. Pese a la lejanía que se percibió entre el primer edil y el resto de formaciones, el PSOE le tendió la mano para negociar los próximos presupuestos, aunque con condiciones. Vox, que se sabe indispensable con tan solo dos concejales, esta vez optó por mirar hacía otro lado.

Ayer era el día de la oposición, una oportunidad para explicar qué ciudad quieren y, sobre todo, para demostrar quién es el que la lidera. La socialista Lola Ranera sorprendió desde el minuto uno, erigiéndose como la líder de la oposición. Fue crítica, miró al futuro y aceptó la propuesta del alcalde para negociar las cuentas. Pero si de algo pecó fue de comparar las acciones del consistorio con las de la DGA, tratando de demostrar que la verdadera gestión de pandemia la soportan otros, como Lambán. Por momentos parecía que estaba resumiendo en las Cortes los hitos y logros del Ejecutivo autonómico. Algo parecido le sucedió al portavoz de Podemos, Fernando Rivarés, que no perdió ocasión para sacar a relucir las políticas de Unidas Podemos pero, en este caso, en el Gobierno con Pedro Sánchez.

BRONCA CON BILDU / La izquierda describió una ciudad donde las desigualdades cada vez son mayores, en la que impera un modelo social «asistencialista», «de amiguismos» y dirigida por un alcalde «autoritario» centrado en el centro de capital y «sin proyecto de ciudad». Este podría ser el resumen de seis horas de debate en el que solo la socialista admitió que el momento actual les obliga a sentarse a negociar las cuentas para tratar de minimizar el impacto de la crisis económica y social. «Tiene que ser un presupuesto excepcional, marcado por el contexto que vivimos, social, con un volumen de inversión ambicioso y cuya máxima prioridad sean las personas», declaró Ranera, que también protagonizó uno de los encuentros más duros con el alcalde.

A Azcón no le sentó nada bien que la socialista le exigiera dejar de «ceder a los chantajes de Vox». Aunque Cs dejó claro que le incomoda ir de la mano de la ultraderecha, el conservador los quiere de su parte. «Sus políticas y las nuestras están muy alejadas», afirmó Sara Fernández, mientras que el primer edil declaró que pacta con Vox porque tiene que sumar mayoría y «con sus dos concejales tengo 16 votos». Así de claro se mostró antes de criticar al PSOE por buscar el apoyo de Bildu. «Pactar con Bildu es indecente», aseguró, haciendo estallar a Ranera, algo poco habitual en ella. «No le voy a pasar lo de Bildu, ni que diga que es indecente», le respondió.

Al margen de lo que sucede en Madrid, que afecta y mucho en Zaragoza, desde ZeC, Pedro Santisteve, instó al alcalde a que dinamice la economía local «desde y para lo público» en lugar de ir de la mano de lo privado. El exacalde centró su discurso en la atención social, su seña de identidad, y volvió a reivindicar que invierta los 40 millones de remanente a ayudas directas destinadas a los sectores más perjudicados por la crisis social y económica. En este sentido, Azcón adelantó que están barajando aceptar la petición e incluirla en los próximos presupuestos, siempre que reciban ayudas del Ejecutivo autonómico, central y de Europa. De hecho, confirmó que pedirá hasta un 14% del los fondos europeos.

AYUDAS / Santisteve, que pidió una renta social municipal, volvió a reivindicar la vivienda como un derecho universal e instó al primer edil a que recupere el anterior plan de vivienda, como también hizo el portavoz del Podemos, Fernando Rivarés, que hizo una defensa de lo público. «Las políticas deben recoger los consensos sociales nacidos de la crisis provocada por la pandemia. Lo público es lo único que nos protege y nos iguala a todas las personas y no pueden soportar más recortes ni más privatizaciones», declaró.

La socialista Lola Ranera, pese a ser la única en tenderle la mano a Azcón para negociar los presupuestos, fue la más dura en sus calificativos. Le llamó «llorón preventivo», «antisistema» o «político de espectáculos y delirios». Reivindicó el papel de los barrios consolidados, también de los rurales, y cuestionó que el proyecto estrella del alcalde sea la reforma de varias calles y avenidas, «cuando solo pisa el centro» «La ciudad está paralizada, sin proyectos y sin gestión, sin ideas y sin un futuro que ofrecer», aseguró.

Azcón trató de darle la vuelta a esta afirmación. «No puede dedicarse a paralizar la ciudad otra vez, que es lo que hicieron con Santisteve como alcalde», le respondió. «Para hacer oposición se necesita liderazgo, un equipo, ideas y trabajar mucho. ¿Dónde están sus ideas?», le preguntó el alcalde. Pero ni ayer por parte de la oposición ni en el discurso del primer edil se presentaron y debatieron ideas de futuro. Hoy se hará, cuando se voten las propuestas de resolución. El equipo de Gobierno se escuda en la falta de tiempo y en las consecuencias de la pandemia. «Nos están pidiendo que en 17 meses (siete sin pandemia) hagamos todo lo que no hicieron ustedes», afirmó la portavoz del PP, María Navarro, en referencia a ese eslogan de «los 16 años de izquierdas». La responsable de las cuentas municipales acusó a la oposición de exigir proyectos sin cuantificar y de acudir al debate «a destruir en lugar de construir». La vicealcaldesa, que como Azcón trató de mostrar un Gobierno unido, fuerte y leal, lamentó el tono del debate, cargado de «críticas y con pocas propuestas» e instó a PSOE y Podemos a aprovechar que están en el Gobierno central para defender los intereses de la ciudad.

Como la izquierda, Fernández quiso marcar las diferencias con Vox, sobre todo en lo que se refiere a la mujer. «Tenemos claras nuestras prioridades, y la mujer y la igualdad es nuestra línea roja», le advirtió a Vox, ya que ayer su portavoz volvió a la carga con su discurso de las duplicidades y las competencias compartidas. «Llena un año defendiendo que hay que eliminar servicios que no son de nuestra competencia y luego piden otros que tampoco lo son. Coherencia», le pidió la edil de Cs.

Fernández hizo todo lo contrario que Azcón, mientras que ella trató de alejarse de la ultraderecha, el primer edil les invitó a seguir trabajando por «cambiar» la ciudad. «Llevamos un año y cinco meses en el Gobierno y para lo que nos está tocando vivir no llevamos mal ritmo, que será mayor cuanto más acuerdo haya», afirmó mientras miraba al portavoz de la ultraderecha, Julio Calvo, un alcalde que cerró el debate diciendo: «Mi ambición por que la ciudad siga avanzando sigue intacta».