El 27 de noviembre del año 2003, tres personas resultaron heridas de diversa consideración en un accidente de tráfico registrado en la carretera N-240, en las inmediaciones de Angüés, entre Huesca y Lérida. La curva, seguida de contracurva, de la pequeña localidad oscense es escenario continuo de colisiones y salidas de vía.

Es raro el mes que no registra un accidente grave, por lo que su inclusión entre los 839 puntos negros catalogados en la red estatal de carreteras está más que justificada. De hecho, para que un lugar concreto sea reconocido oficialmente como punto negro basta con que se produzcan tres o más accidentes al año en menos de 100 metros.

Los tramos peligrosos salpican la estructura vial aragonesa, con especial incidencia en las carreteras de ámbito nacional que enlazan capitales de provincia.

Sin necesidad de salir de la N-240, una de las vías de mayor tráfico de Aragón, no es difícil encontrar otros tramos conflictivos, como la variante de Barbastro o los kilómetros que separan Castejón del Puente de Monzón.

ALARMA La situación es tan dramática que, a fines del pasado año, el delegado territorial en Huesca de la DGA, Alvaro Calvo, solicitó por carta al ministro de Fomento, Alvarez Cascos, que se aceleraran las gestiones administrativas para convertir en autovía la N-240 entre Lérida y Pamplona.

En la misma misiva, se abordaba el caso de la N-230, de Lérida a Viella, que atraviesa la parte oriental de la provincia oscense y que registra un goteo continuo de siniestros, y de muertes, en los accidentados accesos al túnel de Viella.

Al sur de Huesca, en la N-II, el intenso tráfico de camiones de gran tonelaje está en el origen de la elevada siniestralidad que se produce en los términos de Candasnos y Peñalba.

La provincia de Zaragoza no va a la zaga de Huesca en materia de puntos negros. Los tramos arriesgados se concentran fundamentalmente a lo largo de la A-68 o autovía de Logroño, entre la capital aragonesa y la localidad de Mallén. La vía desdoblada entre Zaragoza y María de Huerva, en la carretera N-330, está considerada, por su parte, uno de los tramos más peligrosos de España, en particular sus cruces al mismo nivel.

La autovía de Huesca presenta un cruce igualmente mortífero, el giro en U que da acceso a la Academia General Militar, por no hablar de los numerosos accidentes que se producen en un tramo aparentemente sin problemas de trazado de la AP-2, a su paso por el término municipal de Pina de Ebro.

Las inmediaciones de Teruel también son conflictivos. A fines de diciembre, dos personas perdieron la vida en la variante de la carretera Somport-Sagunto, que presenta varios cruces difíciles y peligrosos, como el que lleva al casco antiguo desde la N-234 o el que conduce al polígono La Paz.

MAS AUTOVIAS La realización de autovías puede ser una solución para eliminar puntos negros, pero lo cierto es que, mientras se construyen, se dispara la siniestralidad, como ocurre en la entrada a la A-23 o autovía Mudéjar, en Santa Eulalia del Campo. Los conductores se confunden fácilmente con la profusión de señales en este sector al pasar de dos a cuatro carriles y colisionan contra las balizas.