«La bacteria del meningococo no está circulando más por España que en otras ocasiones. No hay motivo para la alarma». La frase la dice Alberto Vergara, jefe de sección de Vigilancia Epidemiológica de Salud Pública del Gobierno de Aragón, quien insiste en que es «una casualidad» que hayan coincidido en el tiempo dos casos de meningitis (afección de las meninges) en la comunidad «y mueran», dice.

Primero fue una mujer de 69 años de Huesca y, esta semana pasada, una anciana de 87 residente en la provincia de Teruel. Se trata de dos defunciones en 15 días por una enfermedad, que, en Aragón, no dejaba ninguna muerte desde el 2013. La alerta social surge porque los casos de la comunidad se suman a varios meses de fallecimientos en España por meningitis. El último el pasado jueves, cuando un joven de 20 años murió en Torrejón de Ardoz. Antes murieron un bebé de 11 meses de Lleida; una niña de 10 años en Jerez y tres adultos, solo en enero, en Sevilla.

«La probabilidad de que una persona fallezca por meningitis es una de cada diez. Se trata de una enfermedad que no se puede erradicar, principalmente porque el meningococo lo tiene en su garganta una proporción muy grande de gente, pero no siempre provoca la enfermedad ni se desarrolla», dice Vergara. «Se ha descrito que hasta un 20% de adolescentes lo poseía, aunque ahora son menos gracias a la vacuna», explica. En el calendario se administra la dosis del meningococo C (hay cinco serogrupos), mientras que los pediatras «recomiendan» la vacunación contra el B.

En descenso

«Que la bacteria esté es una situación frecuente. Lo infrecuente es que pase de la garganta y provoque la enfermedad grave de meningitis o sepsis. Es eventual que se esté dando la situación actual, porque en los últimos años se da una situación de casos decreiente. Al año tendremos unos 9 o 10 afectados y el fallecimiento es lo menos habitual. Cuando es gente mayor, habitualmente hay otras patologías crónicas que aceleran los procesos», insiste.

Por otro lado, el técnico de Salud Pública insiste en que el contagio «requiere un contacto muy estrecho» con el afectado. «Se transmite al toser y esas gotitas que surgen tendrían que llegar a las vías respiratorias de otra persona. Hay que estar a menos de 40 centímetros y que la tos sea considerable», explica Vergara. «Los síntomas son fiebre altísima, rigidez o respuestas anormales a determinadas maniobras como mover la cabeza, que es doloroso. Hay que prestar mucha atención a los niños», recomienda.