Ante la nueva manifestación caben dos preguntas: ¿Puede compararse Teruel con otras provincias similares o es una excepción en el Estado? ¿Y qué modelo de desarrollo queremos? Teruel ha perdido, en el último siglo, buena parte de la población, pero en los últimos 25 años ha aumentado notablemente la calidad de vida. Y si la reconversión de la agricultura y la minería hizo emigrar a mucha gente en los 60, las inversiones públicas han traído más y mejores servicios.

Por más que algunos quieran hoy erigirse en salvadores de Teruel, no se trata de salvar nada ni a nadie, sino de aportar cada uno lo posible. Porque la dignidad de Teruel no puede pasar por un ramal del AVE. Es la suma de dignidades individuales, que pasa por que los funcionarios de fuera no reivindiquen Teruel para encontrar rápido un camino para irse; por que los empresarios inviertan en Teruel; por que los sindicatos pacten condiciones laborales mejores y por que los políticos consigan lo mejor para la provincia.

Pero ¿qué modelo de desarrollo queremos? Me sorprende que algunos dirigentes del movimiento ciudadano confiesen en privado que, excepto el AVE, están al 90% de acuerdo con actuaciones que DGA o Gobierno Central diseñan para Teruel ¿Tan malo es que esté en el eje ferroviario Cantábrico-Mediterráneo? ¿Que se desarrolle Platea o la Ciudad del Motor de Alcañiz? ¿Que trabajemos por las denominaciones de origen? ¿Es malo el desarrollo turístico con Dinópolis? Cuando los empresarios dicen que Teruel se mueve, o el PSOE, que ve ahora el camino de Teruel, es curioso cómo algunos se mueven más en la estrategia del cuanto peor mejor que en el optimismo. Nunca en Teruel ha habido las actuales condiciones para su despegue. Aunque a algunos les pese.