La línea que une Teruel con Zaragoza, Huesca, Jaca y Canfranc acumula una extensa lista de quejas por parte de los usuarios que la utilizan a la que, en las últimas semanas, habría que sumar una todavía más preocupante. Tanto viajeros como trabajadores de la ruta han reclamado a Renfe que adopte medidas con respecto a los «olores» que se han venido detectando a bordo de los trenes de la serie 596, los conocidos como tamagotchi, que realizan este trayecto. Aseguran que son debidos a los gases de escape que llegan al interior de los vagones, donde viajan los pasajeros.

Muchos de los usuarios aseguran haberlos percibido nada más entrar y que en un viaje largo como el de Zaragoza Canfranc -más si es de ida y vuelta el mismo día- pueden acabar con «ligeros dolores de cabeza, molestias oculares y otros problemas, dependiendo de las personas».

A todo esto, Renfe solo ha respondido negando que exista tal contaminación en el interior del tren y mantiene que ha hecho mediciones de gases en ellos y que todos han dado resultado negativo. Los trabajadores, por su parte, ponen en cuestión estas «porque fueron hechas con los trenes estacionados».

Estiman que son las corrientes de aire durante la marcha las que introducen los gases. Y temen que sea la fuerte inversión que se necesita para reparar estos viejos convoyes lo que hace que no se ponga solución al problema.