Zaragozano, nacido en 1973. Cantautor, bajista de Juanita Calamidad y, ante todo, camarero. Acaba de publicar ‘Historias de camareros’, que recoge 90 historias de su día a día en el trabajo. Y sigue recopilando relatos.

-¿Qué cualidades tiene que tener un buen camarero?

-Tiene que tener paciencia y sobre todo ser amable y tener educación, claro.

-¿Cuándo empezó a escribir estos relatos?

-Tenía un trabajo nuevo, en una terraza y el trabajo en una terraza es... hacía un calor espantoso y fue como un desahogo.

-Pero ha seguido. ¿Su trabajo da tanto juego?

-Este fin de semana he escrito cuatro.

-Pero eso es porque le gusta escribir, porque le saca punta a todo o porque los clientes somos un poco...

-En general, el 90% de la gente es normal, pero en un bar pasa una cantidad de gente impresionante y ese 10% es el que da mal en las tiendas, en las oficinas de correros... es un porcentaje pequeño pero nosotros estamos indefensos porque no podemos dejar de atenderlos.

-¿Qué es lo más raro que le han pedido?

-Algo que nunca he sabido lo que era, un café corto de café pero con más café que leche.

-¿Y eso que cuenta y nadie se cree?

-Hace un tiempo, un día había varias cenas de empresa; una era de monjas, otra de policías y otra de bomberos e íbamos con platos de aquí para allá y de repente veíamos unos fogonazos y lo comentamos en la barra. Uno de los bomberos había cogido un quitamanchas y con un mechero estaba echando fogonazos y tuvo que ir una compañera y decirle: «Cuidadico, que tú serás bombero pero yo del barrio Oliver?

-El libro incluye 90 historias.

-Sí, pero desde que se publicó el libro, ya llevo más de 120.

-¿Habrá segunda parte?

-Sin ninguna duda, creo que en un par de meses, si vamos al ritmo que vamos.

-¿Se guarda alguna que no se puede contar?

-Sí, alguna no he publicado porque sería indecoroso para el cliente o para el local y porque no me apetece contar cosas demasiado agresivas o demasiado desagradables, que también las hay.

-¿Somos más raros los hombres o las mujeres, los jóvenes o los mayores al ser clientes nos unificamos?

-Yo cuando salgo del bar me convierto en cliente igual que cualquiera. Son más divertidas las señoras mayores porque les pasan más cosas, hay más y están más desinhibidas y son muy graciosas, quieren que les atiendas muy bien, son muy tiernas. Son mis favoritas.

-¿Todos deberíamos trabajar de camarero para ver cómo nos comportamos?

-Sí, yo creo que sí, sobre todo hay una cantidad importante que no se imagina lo que es. Por ejemplo el que pide el bocadillo y quiere que sea ya, aunque sea el último que ha llegado. Todo se supera con amabilidad, con simpatía y buen humor.

-Además, esta primera edición es solidaria, a beneficio de Protección a la Indancia contra el Abuso (PICA).

-Yo tenía muy claro que quería que este libro sirviera para algo. He publicado discos y hecho muchas cosas y te das cuenta de que a veces no sirve para nada. Es un tema que me cae cercano, el bullying, los abusos y decidí que PICA era lo adecuado, para ser más visibles. Y a mi, por quitarme mi espinita de poder hacer algo cuando se puede.

-¿Qué da más juego, ser camarero o miembro de un grupo de música?

-Da para mucho ser músico. Yo no he tenido una vida musical tan intensa pero amigos que te cuentan cosas de orquestas...

-¿Ha habido algún cliente enfadado tras leer el libro? ¿Y su jefe?

-No se ha enfadado nadie porque es un humor muy blanco. Yo he mantenido en secreto donde trabajo, y cuando empecé a escribir se lo conté al jefe porque me llevo bien y si no, no hubiera podido contar según que cosas si no tienes un jefe que te respalda, que confía en ti. Yo digo que tengo un jefe bueno y uno mejor y voy cambiando. Nadie se ha enfadado pero sí que hemos tenido la estrategia de no decir qué bar es, más que nada sobre todo por evitar las bromas de los amigos.