Aragón ha sido una de las primeras comunidades autónomas en registrar un rebrote de coronavirus desde que finalizó el estado de alarma y llegó la llamada nueva normalidad. La rápida detección de los primeros casos positivos, que tuvieron síntomas, el seguimiento y aislamiento de los contactos estrechos de esos pacientes, la realización de pruebas PCR, el cierre de una empresa y el retorno a la fase 2 de las comarcas afectadas han sido claves para casi dar por controlado el brote unas dos semanas después de que saltara la alarma. Pero desde el centro de salud de Fraga, donde se ha coordinado todo el proceso en la comarca del Bajo Cinca, llaman a la «prudencia» de la población y demandan «responsabilidad individual y colectiva» para cumplir las medidas sanitarias. Si no, avisan, después de dar por controlado un brote, llegarán otros.

VOZ DE ALARMA

Dos casos positivos en la misma empresa

La voz de alarma del rebrote surgió cuando, el mismo día, dos personas arrojaron sendos resultados positivos en coronavirus en la prueba PCR en los centros de salud de Fraga y de Binéfar. Se trataba de un adolescente y un temporero que trabajaban en la misma empresa, la firma frutícola Frutas La Espesa, de Zaidín. Pilar Albás, coordinadora de Enfermería del centro, señaló que en ese momento ya se barajó la posibilidad de que pudiera haber un brote en las instalaciones. «Durante el confinamiento, con un solo caso en una residencia de ancianos ya se consideraba que existía un brote. En un almacén de fruta, donde se trabaja con mascarilla pero hay pausas en las que los trabajadores fuman o comen, sin mascarilla, sabíamos que con un solo positivo podía haber un brote», manifestó Albás.

EN BUSCA DE CONTACTOS

Sanidad decreta el cierre y analiza a la plantilla

Con los dos primeros casos positivos comienza el análisis de contactos, que revela que uno de los primeros afectados convivía con otras 14 personas, entre las que también había otros trabajadores de la misma compañía. En las horas siguientes, Salud Pública determina la «suspensión temporal de la actividad» y determina que una buena parte de los trabajadores (unos 180) deben someterse a la prueba PCR para determinar el alcance del brote. Todos los casos positivos y los contactos estrechos de éstos debieron permanecer desde entonces en aislamiento 14 días. El problema, señaló Albás, fue que al haber entrado en la «nueva normalidad», cada caso positivo podía tener entre 15 o 20 contactos que también debían permanecer aislados. «Era la manera de cortar la transmisión de la enfermedad, más aún con un porcentaje tan elevado de asintomáticos», señaló.

AISLAMIENTO Y CONTROL

Los casos positivos y contactos, confinados

El centro de salud de Fraga tuvo que llegar a recurrir, en ocasiones, a la colaboración de la Policía Local o la Guardia Civil cuando tenían dificultades para localizar en el domicilio a algunas de las personas que debían mantener el confinamiento. «Hay gente que no entendía que con una PCR negativa se tenía que quedar en casa igualmente, sin ir a trabajar, sin ir al bar ni a ver a los amigos, porque al haber estado en contacto estrecho con casos positivos, podía positivizar en un periodo de 14 días», lamentó Albás. Mientras los médicos de Atención Primaria realizaban el seguimiento diario de los síntomas de los contagiados, desde enfermería se realizaba cada dos días el seguimiento de las personas en aislamiento preventivo.

RESPONSABILIDAD

Distancia y mascarilla, aliadas contra el virus

Aunque lo peor ha pasado en las comarcas del Bajo Cinca, Cinca Medio y La Litera después de casi 15 días en fase 2 y con el brote controlado, las autoridades sanitarias insisten en que «no hay que estigmatizar a un colectivo como origen del brote». «Si viene otro, solo tendremos que mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos si hemos cumplido todas las medidas de seguridad para buscar a los responsables».