--¿Qué aportó el debate celebrado el pasado jueves y al que acudieron vicerrectores y más de cien alumnos de otras universidades?

--Creo que fue muy positivo. Por fin en una sala nos juntamos muchos representantes de estudiantes y eso siempre es bueno porque, además, es una situación muy difícil.

--¿Y qué conclusiones sacaron tras la reunión?

--Fueron tres horas y media muy intensas en las que se habló de muchas cosas, no solo de la supresión de los exámenes de septiembre, sino de otras cuestiones que también se verían afectadas por el cambio de calendario, como el periodo de matrícula, la Selectividad, la movilidad del alumnado en España y a nivel internacional o el cambio de normativa en la entrega de trabajos de fin de grado y de máster. Son muchas cosas y, de hecho, el consejo sacó 27 folios, pero ahora tenemos que sentarnos a una mesa y analizarlo todo. Cada centro tiene una visión diferente en función de la carrera que estudia y del campus. No es lo mismo estar en Huesca que en Teruel o Zaragoza.

--¿Cree que es factible?

--Sí. Habrá que hacerlo deprisa, pero bien porque las fechas se empiezan a ajustar mucho, ya que se quiere hacer para el próximo curso. Una de las conclusiones que se sacaron del debate es que el rectorado hará una consulta a los estudiantes y eso lleva su tiempo. Es imprescindible, en todo caso, que se tenga en cuenta la opinión de los alumnos.

--Pero apuesta por el cambio.

--A nivel personal, sí, lo veo favorable. Pero como Consejo de Estudiantes no nos hemos pronunciado aún. Desde mi experiencia, y hablando con otros consejos que ya han cambiado el calendario en los dos últimos años, no están descontentos, y podría ser beneficioso.

--¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes?

--Mis dudas están relacionadas con el tipo de carrera, porque entiendo que puede haber estudios de grado donde beneficie el cambio y en otros no tanto. Por ejemplo, comprendo que el conocimiento que tiene que adquirir un ingeniero es muy distinto al de otra titulación por su carga de trabajo. No le puedes pedir a un ingeniero o a un arquitecto que antes tenía 8 semanas para hacer un proyecto, que, ahora, si tienes que ir a segunda convocatoria, dispondrás solo de cuatro. El plan de estudios tiene que modificar eso y adecuar ese tiempo. Pero sí creo que los datos que nos han aportado estudiantes de otros lugares en cuanto a la tasa de aprobados, que se ha incrementado a raíz del cambio, puede ser determinante. El objetivo es ir a aprobar el máximo número de alumnos posible. Por ejemplo, en Oviedo la tasa de aprobados ha subido 5 puntos. Se puede pensar que no es mucho, pero es importante y tiene su peso.

--Las encuestas realizadas por algún sindicato estudiantil arrojan un 60% contrario al cambio entre el alumnado. ¿Cómo lo valora?

--Las encuestas hasta ahora se han encaminado a una valoración inicial de cara al debate, para ver qué opinaban los alumnos. Es una consulta que se le da un valor, pero tampoco exponía el calendario alternativo, algo que sí hará la consulta que prepara el rectorado para la semana del 9 de abril y en la que expondrá los dos calendarios posibles. Y eso tendrá mucho más valor.Pero hay que darse prisa porque todo eso lleva tiempo. Como tarde, el Consejo de Gobierno debería aprobarlo en mayo y, entre tanto, hay muchos días festivos.

--Uno de los vicerrectores invitados al debate expuso entre las ventajas del cambio que el estudiante gana algo más de verano. ¿Es así?

--Tendríamos algo más, eso es. Porque acabaríamos por las mismas fechas que ahora, el 4 o 5 de julio, pero ya no tendrías carga académica hasta el 8 de septiembre, cuando empezaría el curso. Son dos meses enteros sin actividad y vacíos de carga lectiva. Para el primer cuatrimestre se está barajando hacer los exámenes correspondientes al primer cuatrimestre antes de Navidad, para no tener que estudiar en vacaciones. Y eso supone ganar muchos días de descanso. Además, ya no estaría la dificultad de los trabajos en equipo que te obligan a quedar en esas fechas tan señaladas, cuando es posible que alguien esté fuera con la familia

--Y la Selectividad pasaría a julio para, dentro de unos años, desaparecer si se siguen los dictados de la reforma educativa del Gobierno.

--Con el nuevo calendario se pasaría a julio la segunda convocatoria, pero cuando se implante la Lomce se entiende que la PAU --prueba de acceso a la universidad-- se acaba. Pero habrá que ver si la universidad decide hacer su propia prueba de acceso o no.

--¿Cree que el estudiante es ahora menos reacio a ese cambio de calendario?

--La primera impresión es, como me pasó a mí, negarte al traslado de los exámenes de septiembre a julio, pero cuando hablas con gente que te dice que ha ganado con el cambio, piensas que igual no es tan malo. Ningún sistema es perfecto, pero sí es verdad que el modelo nuevo ofrece más ventajas que desventajas fuera del primer impacto. La mayoría del alumnado, eso sí, sigue reacio, pero ya cambia la cara y cree que quizá no sea tan malo.