La sombra del trasvase era alargada, y parece que su silueta se proyecta nuevamente sobre Aragón. Tal es así, que el portavoz del PAR en las Cortes, Alfredo Boné, presentó ayer ante el parlamento autónomo una proposición no de ley para descartar cualquier intentona de abrir la tubería a Valencia, Murcia y Almería.

Cuando el PAR pactó con el PP el ejecutivo de la presente legislatura lo hizo en base, entre otros acuerdos, a la oposición de los populares a recuperar un nuevo Plan Hidrológico que a su vez incluyera el trasvase del Ebro a Levante y Andalucía. Fue una clave decisiva.

Varios indicios, sin embargo, han venido apuntando a que este siempre amenazante asunto, tan vital para Aragón, no está ni mucho menos definitivamente cancelado. La constante reivindicación de los populares castellonenses, valencianos y murcianos, el precedente del Tajo, las veladas advertencias de Dolores de Cospedal, las nostálgicas aseveraciones del ministro Cañete (el mismo que llegó a decir que el travase se haría por co...) y, ahora, ayer, el silencio de Mariano Rajoy en el Debate de la Nación, dando la callada por respuesta a preguntas concretas del diputado de Chunta Chesús Yuste han levantado una oleada de sospechas y la suspicacia o alarma de algunos grupos políticos, en especial los del arco nacionalista.

Rajoy se equivocaría de plano si escucha las voces trasvasistas. En primer lugar, porque condenaría a Aragón a un futuro más incierto aún del que tiene por delante. En segundo, porque condenaría a sus compañeros, los populares de Aragón, a una segura oposición. En tercer lugar, porque condenaría el equilibrio ecológico del cauce, su vida natural, sus aplicaciones y usos, su cabecera y su delta, como muy bien sabe, por ejemplo, Xavier de Pedro, presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro. De Pedro, que acaba de ganar un juicio millonario a las eléctricas productoras de energía hidráulica, puede ser uno de los baluartes en la defensa de la conservación del río, reserva de sus caudales y garantía de los riegos presentes y futuros de nuestra Comunidad autónoma. Detrás de los partidos y fuerzas antitrasvase estaría el pueblo. Porque, tal como ha hecho siempre, Aragón se levantará contra cualquier nueva intentona de golpe hidráulico por decreto de mayoría absoluta.

Rajoy está a tiempo de escuchar a voces más sensatas.