Más de 55.000 musulmanes en Aragón preparan la celebración del Ramadán, que en esta ocasión, se debe adaptar a las restricciones por la pandemia del coronavirus.

Este mes de ayuno comienza esta semana, de acuerdo al ciclo lunar, con la aparición de la luna nueva. «La observación de la luna empezará el jueves por la tarde, y si nace la luna nueva, ayunamos el viernes, y si no, el sábado», detalla Fawaz Nahhas, presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza.

La comunidad musulmana realiza al día cinco oraciones y se recomienda que se hagan en las mezquitas, sin embargo, la imposibilidad de cumplirlo, como ocurre actualmente, lleva a que se realicen en casa, también de manera conjunta con la familia. El cierre de las mezquitas afecta además a la oración que tiene lugar el viernes, día de descanso semanal, en grupo en las mezquitas. Esta oración, distinta al resto, no se puede sustituir por su ejecución en casa, por lo que se hace, únicamente, el rezo cotidiano diario.

El Ramadán será totalmente distinto al de años anteriores, lo que supone «pena y dolor», ya que, según explica el presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza, «todos los fieles de las diferentes religiones, musulmanes o no, sienten dolor y lástima por no poder hacer lo que solían hacer todos los años, lo mismo le ha pasado a los católicos por ejemplo. Ha supuesto algo inesperado, muy doloroso, pero lo comprendemos porque es la situación la que impone estas medidas, porque es para el bien de todos».

Las mezquitas aragonesas cuentan con la presencia de más de 10.000 musulmanes los viernes, y podrían convertirse en estos momentos en un foco de contagio, por lo que Nahhas, decidió contactar con la Dirección General de Salud Pública, antes de que se decretase el estado de alarma, para pedirles su consejo o recomendaciones, pero «las autoridades no se molestaron en respondernos, no tuvimos su apoyo», asegura. El comunicado del cierre fue enviado el jueves 12 de marzo por la Comisión Islámica de España -cuyo dirigente, Riay Tatary, murió por covid-19-. «Para nosotros la vida y la salud del ser humano está por encima de abrir las mezquitas o hacer las oraciones en colectivo», subraya Nahhas.

Durante este mes sagrado, el ayuno es una cuestión de fe y debe ir acompañado de comportamiento, moralidad y donaciones para ayudar al prójimo. En la comunidad, suelen disponer de su comedor social, al que acuden cientos de personas necesitadas diariamente, y que este año será sustituido por el reparto a domicilio o con puntos de distribución, respetando las medidas sanitarias.