El rastro que se instala los domingos por la mañana en los alrededores del edificio Pignatelli, sede de la DGA en Zaragoza, crea serios problemas de acceso y de seguridad al Ejecutivo aragonés, que se ha dirigido al consistorio en varias ocasiones en demanda de soluciones, sobre todo, de cara a la cumbre hispano-francesa del 7 de diciembre. El ayuntamiento admite que es necesario "reflexionar" sobre este emplazamiento, pero todavía no ha abordado el tema. No obstante, asegura que toda demanda por motivos de seguridad para el 7-D será atendida.

Los diferentes puestos que se colocan cada mañana de domingo rodeando el Pignatelli taponan la entrada principal para vehículos, por la que se accede directamente a la Presidencia. En numerosas ocasiones, también quedan cerrados por los vendedores ambulantes los dos accesos laterales, bien por los propios puestos, bien por vehículos. Y eso a pesar de que en todo el entorno del edificio institucional está prohibido aparcar por razones de seguridad pública, como indican numerosas señales de tráfico.

De esta forma, los miembros del Gobierno aragonés no pueden entrar al recinto en coche la mayoría de los días y tienen que hacerlo a pie por el acceso de la parte delantera. Dejando a un lado la incomodidad , el problema es tanto de seguridad como de funcionamiento.

Porque el Ejecutivo no puede organizar actos en el Pignatelli los domingos por la mañana, si no quiere que sus invitados --autoridades o personalidades-- tengan que entrar a pie, prescindiendo de las habituales medidas de seguridad. A veces, según fuentes oficiales, la policía presta a la DGA su aparcamiento (delante) para paliar el problema.

VARIAS SOLICITUDES Las citadas fuentes garantizaron que el Ejecutivo ha expuesto este problema al consistorio en diferentes ocasiones, tanto al actual del PSOE-CHA como al anterior del PP-PAR, puesto que la organización de los mercados es competencia municipal. Pero hasta ahora no ha habido respuesta.

Ahora, el Gobierno aragonés ha vuelto a dirigirse al ayuntamiento, puesto que el problema se agrava de cara a la cumbre hispano-francesa del 7 de diciembre, pues el Pignatelli es el escenario principal de las reuniones. Es cierto que ese día es martes, pero el operativo de seguridad estará dispuesto con cierta antelación y la DGA no quiere que los servicios especializados de ambos gobiernos se encuentren con un rastro que dificulta y pone en entredicho las garantías que ofrece el edificio.

El consistorio es consciente de la necesidad de "reflexionar" sobre la ubicación de este mercadillo, según explicó a este diario Carlos Pérez Anadón, teniente de alcalde de Servicios Públicos (y responsable de la Policía Local).

En cualquier caso, Pérez Anadón garantizó que se va a atender cualquier demanda de seguridad que se plantee con respecto al 7-D. El tema podría zanjarse en la Junta Local de Seguridad del próximo miércoles.