Raymond Takeli recibió ayer el homenaje de los togoleses de Zaragoza en agradecimiento por la desinteresada labor que acomete desde la fundación que lleva su apellido. Afincado en Granada desde hace casi 25 años, este español de origen togolés es profesor en esta ciudad y ha logrado implicar a gran parte de la sociedad granadina y española, lo que ha permitido desarrollar proyectos de escolarización y saneamiento en el poblado donde nació hace cincuenta años: Bondjonde.

--¿Es difícil ser togolés y de raza negra en España?

--Yo soy uno de los poquísimos afortunados, porque desde que llegué a España un 12 de marzo de 1990 puedo decir que no he sentido el racismo en mí y siempre me he sentido muy bien acogido. Es cierto que yo me he movido en un ambiente universitario y he llegado a ser vicedecano de Estudiantes de la Universidad de Granada, me he encargado de los problemas de 6.500 alumnos universitarios y siempre me han tenido un gran respeto y afecto.

--Usted creó una fundación de la nada...

--Sí, pero he tenido la ayuda de buenos amigos. Con un poco de cada uno, se ha hecho realidad un sueño y ya hay 538 niños matriculados en Bondjonde, con acceso a la Educación y a poder desarrollarse como personas.

--¿Cómo surgió esta iniciativa?

--Ya le he dicho que yo soy un privilegiado viviendo en España. Tuve que ir a mi pueblo en el 2000 y fui con mi mujer, que es española y llevó muchos lápices y material escolar. A la vuelta, un amigo sacerdote me impulsó a hacer algo. Me di cuenta que si no lo hacía sería muy injusto y egoísta, porque allí están mis raíces. Si no hacía nada, se me venía el mundo encima.

--Togo es uno de los países más pequeños de África pero como todos los de ese continente, con un gran potencial. ¿Está mejorando la situación?

--Ahora la situación es estable. Incluso empieza a haber mucha inversión europea, entre ella de empresas españolas.

--Estamos asistiendo a imágenes vergonzantes en las que muchos africanos negros intentan entrar en Europa a través de Melilla y quedan atrapados en una valla con concertinas, que atentan contra los Derechos Humanos. ¿Qué siente usted al ver esas imágenes?

--No puedo sentir más que vergüenza y pena ante una situación infrahumana. La realidad es que mientras Europa pinta una África subdesarrollada, allí se pinta una Europa como un paraíso que dará trabajo y libertad. La realidad es que Europa también vive una profunda crisis y no puede asumir el drama que vive el sur. Por eso tiene que ser consciente de la importancia de invertir en África de una forma justa y permitir que este continente se desarrolle, porque es un lugar maravilloso lleno de personas pobres pero siempre con una sonrisa, y donde la felicidad se busca cuando aquí somos prisioneros de la vida material.