Albarracín sufrió en la tarde del sábado una violenta tormenta, con fuerte aparato eléctrico, que ocasionó cortes de luz en varias partes de la localidad y provocó dos conatos de incendio en el paisaje protegido de los Pinares de Rodeno, cerca de las casas.

La tromba, que duró entre 20 y 30 minutos, dejó unos 35 litros de agua por metro cuadrado, de tal forma que los barrancos se desbordaron y arrastraron arena y grava hasta las calles de la parte antigua, que hubo que limpiar a fondo porque la ciudad estaba llena de turistas al ser fin de semana.

"Empezó a llover, violentamente, a eso de las tres y media", explicó Francisco Martí, alcalde de Albarracín. "Se ve que hubo chispazos en los transformadores y algunas zonas del casco se quedaron sin luz durante cuatro horas", añadió.

Los rayos que cayeron en los pinares solo quemaron pequeños corros de maleza y hierba seca, pero los vecinos se temieron lo peor debido a que la sierra de Albarracín lleva todo el verano en alerta por el riesgo de incendio. "El pasado invierno no nevó y en primavera apenas llovió y el monte está muy seco en los Pinares de Rodeno", manifestó Martí.

"Se ve que el agua que cayó en abundancia durante la tormenta, después de la caída de los rayos, apagó el fuego que se había declarado en el suelo reseco", continuó el alcalde. "La sequía es muy mala este año, aquí más que en otras partes de la sierra porque, por el motivo que sea, el monte está muy seco", explicó.

Pese a todo, los servicios municipales se movilizaron rápidamente, retiraron el barro y las piedras que habían invadido las calles y, poco tiempo después de la tormenta, Albarracín había recobrado la normalidad.