El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón concluyó tras su investigación que Juan José se suicidó en el transcurso de una fiesta con alcohol y drogas en un domicilio de la travesía Puente Virrey de Zaragoza el pasado mes de julio. De esta forma se daba carpetazo a la muerte de este joven, si bien ahora un juzgado acaba de reabrirlo.

El titular del Juzgado de Instrucción número 7 de la capital aragonesa, Rafael Lasala, ha estimado la solicitud de la pareja sentimental y madre de los dos hijos del fallecido, así como de su progenitora, que quieren que se investigue qué ocurrió aquel 8 de julio no estaba presente en el domicilio en el que ocurrieron los hechos

Por ello, ha citado a declarar para el mes de noviembre a los tres jóvenes, S. L. D.; J. A. C. T., y K. M. G. P., que acompañaban al fallecido. Los tres llegaron a ser detenidos por la Policía Nacional cuando abandonaban el inmueble situado en el número 49 de la travesía Puente Virrey, en el barrio de San José. Curiosamente, consigo se llevaban una bolsa con cristales y sustancias estupefacientes. La autopsia del fallecido reveló el consumo de anfetaminas y benzodiazepinas.

Los hechos ocurrieron a las 11.00 horas, tras una noche entre amigos con cervezas y drogas. A esa hora, los vecinos de esta calle se sobresaltaron cuando empezaron a escuchar gritos procedentes de un tercer piso. «Estaba debajo de un coche cuando me alarmé porque alguien vociferaba, no se le entendía, así que decidí salir a la calle», señaló José Antonio, propietario de un taller de arreglo de automóviles situado junto al lugar en el que se precipitó la víctima, quien añadió que «se divisaban unos brazos que le sujetaban hasta que, de repente, cayó».

Rápidamente llegó la Policía Nacional y los sanitarios al lugar, solo pudiendo certificar la muerte. Cuando fueron a acceder a la casa pillaron a los jóvenes tratando de irse del lugar dejando ahí sobre el asfalto a quien horas antes era compañero de fiesta.

En la entrada y registro de la casa, los agentes observaron en el salón una mancha de sangre en la pared debajo la ventana por la que se precipitó al vacío sobre la calle Ventura Rodríguez. Además, sobre los raíles de la ventana encontraron un anillo. También observaron cristales que podrían corresponder con una botella rota junto a un cepillo y un recogedor. En el salón había también litronas de cerveza, posavasos y un cenicero lleno de colillas. Lo curioso fue, según publicó EL PERIÓDICO, que se llevaran una bolsa con cristales.

Por la tarde, una autoescala de los Bomberos de Zaragoza se trasladó a la calle en la que falleció este joven para revisar el tejado de una vivienda próxima en busca de algún objeto que los arrestados pudieron arrojar. Nada relevante hallaron, por lo que todo acabó en un archivo que se ha reabierto.

El ministerio público se opuso a una nueva investigación

El representante del Ministerio Fiscal en este asunto, Juan Pablo Fraj, presentó un informen el que mostraba su oposición a la reapertura de este caso y a la toma de declaración en calidad de investigado a nadie porque «no hay indicios de que se haya cometido un delito de homicidio». Considera que el atestado policial ya rechazó que la caída de este joven respondiera a una acción externa, que todo fue un sucidio fruto del consumo de drogas.