Veintiocho familias de etnia gitana que vivían desde hace varios años en chabolas del camino del Pilón, en el barrio de Miralbueno, estrenaron ayer nuevas viviendas prefabricadas en el polígono industrial de Alcalde Caballero. El traslado se ha producido con casi un año de retraso y tras sucesivos aplazamientos.

El Plan de Erradicación del Chabolismo, suscrito el año pasado entre el ayuntamiento, la DGA, Cáritas y la Asociación de Promoción Gitana, ha permitido que casi dos centenares de personas "dejen de vivir en condiciones infrahumanas", según señaló ayer Juan Antonio Hernández, Fortuna , responsable de la entidad gitana.

El proyecto, que está dotado con 1.200.000 euros, constituye un primer paso para facilitar el acceso de los antiguos chabolistas a pisos de alquiler municipales en un plazo máximo de cinco años, si bien se confía en que algunas de las familias puedan cambiar de alojamiento dentro de tres años.

El Plan de Erradicación del Chabolismo persigue el desmantelamiento de las barriadas de chabolas de la ciudad y la integración social de los chabolistas. En las 28 viviendas prefabricadas de Alcalde Caballero un grupo de educadores y trabajadores sociales vela por el cumplimiento de los deberes que asumen los chabolistas al pasar a ocupar los nuevos domicilios, como el cuidado de las instalaciones y la escolarización de los niños.

CUATRO BARRACONES El barrio inaugurado ayer se compone de cuatro barracones prefabricados. Cada uno de ellos alberga siete viviendas de 42 metros cuadrados, con salón, cocina, baño y dos dormitorios. Han sido entregadas con un equipamiento mínimo que incluye distintos muebles y electrodomésticos.

"Para nosotros estas casas son una suerte", comentó ayer Emilio Gabarre, uno de los gitanos de Miralbueno que se ha trasladado a los barracones de Alcalde Caballero. "Llevábamos mucho tiempo viviendo en medio de las ratas y de la basura".

"La intención del ayuntamiento es que las familias realojadas en Alcalde Caballero pasen cuanto antes a pisos en altura". señaló ayer Carmen Gallego, concejal de Acción Social de la corporación municipal.

De hecho, entre los habitantes de los barracones, que pagan un alquiler mensual de 61 euros, existe un verdadero deseo de "comportarse bien", como dice Moisés Dual Hernández, un adolescente que vive con sus padres y cuatro hermanos en una de las viviendas. "Si nos portamos bien, iremos antes a un piso", repite como si fuera una consigna.

"Esta es la mejor casa que he tenido", comentaba ayer Dolores, una gitana de 68 años. "Viví primero en una parcela vieja de Torres de Berrellén y luego en el camino del Pilón".