El estreno de la fase 2 en la comunidad ha estado protagonizada, en parte, por la reapertura de los centros comerciales. Fue una vuelta muy esperada y bien acogida por una alta afluencia de usuarios que, pese a la lluvia, se acercaron a las grandes superficies. Este regreso estuvo marcado por las medidas tomadas, que varían según el centro, pero cuyo denominador común es la reducción de aforo al 40% en el interior de los locales y al 30% en espacios comunes.

En Zaragoza, El Corte Inglés de Sagasta abrió a las 10 de la mañana entre aplausos. Los primeros ciudadanos entraron con la ovación de los trabajadores, emocionados por el regreso, que en este caso fue del 100% de su plantilla, que por primera vez no llevaba americana para facilitar el lavado diario del uniforme. Se formaron largas colas para acceder al interior, donde el personal de seguridad controlaba y recordaba la necesidad de utilizar gel hidroalcohólico.

Por los pasillos, numerosos adhesivos rogaban mantener la distancia mínima de seguridad de 2 metros. También junto a los probadores, para esperar el turno. Dentro de ellos, se indicaban disponibles de forma alterna y en cada área había una persona para desinfectarlos tras su uso.

En el restaurante, se guardaba la distancia entre mesas y se usaban manteles de papel desechables con el menú completo, evitando las tradicionales cartas. La sección de moda infantil era una de las más concurridas, donde se encontraba Rosanía Méndez, embarazada de 9 meses, mirando los carritos de bebé.

«Hoy el centro está tranquilo y la gente respeta las normas», opinó. Aunque para ella, la apertura se ha dado «demasiado pronto» porque «el virus sigue ahí y hay que tener precaución». Carol Zavala acudió a por un paragüas y apreció que las cajas tenían mamparas protectoras. Ella, que suele ir de vez en cuando, cree que las medidas son necesarias, pero todo depende de ser cada uno «responsable de sí mismo». El primer día «de tiendas» para las hermanas Ana y Belén López les pareció «todo un poco raro», pero admitieron que es «cuestión de acostumbrarse a la situación».

Las 50 medidas

En Puerto Venecia, se dispusieron 5 puntos de control de acceso a la galería comercial, con reparto de gel, guantes y mascarilla. Entre las 50 medidas tomadas por el shopping resort «para una visita segura», se incluye el control de aforo, la continua limpieza y desinfección e información actualizada a través de la página web para que los usuarios programen su visita antes de llegar al centro. También aquí se señalizó con adhesivos que marcaban el sentido de las direcciones y recordaban el mantenimiento de la distancia. Cada establecimiento tenía gel e indicaba su aforo máximo y en los pasillos se dibujaron áreas rectangulares como zonas de espera. Desaparecieron los elementos de contacto y descanso, y algunas tiendas permanecían con sus puertas cerradas.

Elena Muñoz, una de sus asiduas clientas, manifestó que «ya tenía ganas de ir de tiendas», por eso aprovechó para comprar ropa de deporte y de verano. «Me siento segura porque todo el mundo lleva mascarilla», dijo. A Beatriz Navajas y su familia les llamó la atención la seguridad de los espacios y el aforo en las tiendas. «Estas medidas están bien, son las correctas», comentaron.

Hay quien consideró que la reapertura de los centros comerciales debería haberse decidido más tarde. «El hecho de abrir las cosas da la sensación de que no pasa nada y el problema está ahí», explicó Marian Yagüe. Los jóvenes Norberto Tarín y Yasmina Llobera se dieron cuenta de que la mayoría de personas «no usaba las zonas de dirección como debe ser». «Hace todo el mundo lo que quiere y no guardan la seguridad», añadieron. Valoraron que dentro de las tiendas sí que son «más estrictas las indicaciones».

Es el caso de las de cosmética, donde ya no se pueden tocar ni probar los productos, ni siquiera los tester, «si alguien quisiera probar algo, sería con espátula», según detalló la encargada de uno de los establecimientos.

Accesos controlados

Al igual que los otros dos centros, Gran Casa diferenció claramente el acceso de entrada y de salida para controlar el flujo de usuarios. Las plantas ocupaban un nuevo lugar, sobre las zonas de descanso, para evitar así que estas se usaran, y los sillones de masajes estaban precintados. Asimismo, antes de subir a las escaleras mecánicas, se podía leer un mensaje que recordaba mantener la distancia, y en este caso te indica que es de cuatro peldaños.

Clara Valero y su hija aprovecharon el lunes para pedir cita para el oculista y cambiar unas prendas que compraron por internet. «Me parece bien que se haya esperado a la fase 2 para reabrir», dijo la madre. Andrea, Sergio y Diego, de 16 y 17 años, fueron juntos a comprar un regalo para otro amigo y eligieron entrar en diferentes tiendas. «Hay que estar todo el rato echándote gel desinfectante», lamentó Sergio, pero «lo vemos necesario», apuntaron. La joven, por otra parte, señaló que este primer día, al ser lunes, es mejor porque «no hay tanta aglomeración».

Las grandes superficies regresaron con gran aceptación, dada su constante afluencia de personas, pero en un ambiente tranquilo, y con la sensación de seguridad por parte de sus clientes.