Los vecinos de la calle Baltasar Gracián (Universidad) han iniciado una campaña de recogida de firmas para exigir al Ayuntamiento de Zaragoza que mejore el sistema de alumbrado, especialmente en el tramo comprendido entre la avenida Goya y Tomás Bretón.

Según han denunciado los residentes en la zona, a partir de la medianoche este céntrico vial se convierte en una zona insegura y temen incluso dejar aparcados los coches por miedo a encontrar las lunas rotas a la mañana siguiente. Sostienen que las farolas actuales apenas iluminan las aceras y que se crean amplias zonas de sombras que favorecen los robos en los vehículos y las situaciones de intimidación a las personas, sobre todo en fin de semana.

La recogida de firmas se inició en el mes de noviembre y colaboran los establecimientos comerciales del sector. En el tramo denunciado, existen seis farolas adosadas a las fachadas de los edificios, tres en cada acera. Todas ellas funcionaban ayer correctamente aunque sí pudo constatarse que las ramas de los árboles obstruían el foco de luz en una de ellas y que otra ha sido cubierta por unos andamios cubiertos con red de seguridad.

Fuentes de la concejalía de Conservación de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza informaron ayer que el sistema de iluminación de esta calle es el mismo, tanto en intensidad como en las características de los aparatos, que en el resto de los viales del sector e incluso de la ciudad.

"No obstante, ante el malestar de los residentes en el sector, los técnicos municipales realizarán estos días una visita para verificar el correcto funcionamiento de las farolas", apuntaron fuentes del área de Conservación.

La inquietud de los vecinos no es nueva. "La iluminación siempre ha sido penosa porque las farolas se encuentran muy separadas, demasiado altas y tapadas por las copas de los árboles", comentó un comerciante del vial. Añadió que mientras están abiertos los comercios de la calle no hay problema, pero que a partir de la medianoche "da respeto" caminar.

"A las chicas jóvenes que vuelven a casa los fines de semana les da mucho respeto. Tienen miedo de que alguien les dé un susto y la verdad es que no nos sorprendería porque cualquiera se puede esconder en los rincones oscuros ", dijo.