Durante la operación oncológica y plástica desarrollada en el Servet también se procede a una intervención que impide la aparición del linfedema, que se produce tras la cirugía de cáncer de mama al extraer uno o más de los ganglios linfáticos del área de la axila para determinar si el cáncer se ha propagado. "Si los vasos linfáticos que quedan no pueden drenar suficiente, el exceso del líquido se acumula y provoca esa inflamación llamada linfedema", precisó ayer el cirujano plástico Julio Delgado.

El linfedema se desarrolla lentamente con el tiempo y la inflamación puede variar de leve a grave, así como presentarse después de una cirugía o de la radioterapia. "El flujo linfático de la extremidad superior del vaso está compartido con la mama. Los ganglios se secan y pueden dar problemas en el postoperatorio. De este modo y en el momento de la reconstrucción, los conductos linfáticos se derivan y conectan y se restablece el flujo. Esto va en la línea de mejorar la calidad de vida de la mujer", añadió Delgado.