De actualidad, de denuncia, de fantasía, tradicionales. El carnaval se inauguró ayer en Zaragoza con variedad de disfraces adaptados a personas de todas las edades, que desfilaron por el centro de la ciudad con una hora de retraso, empapados de agua y ante la mirada de un número menor de personas que el año pasado.

A las 18 horas los peñistas se resguardaban bajo los porches del paseo Independencia ante las primeras gotas de agua. Por un día, Javivi y Lorena, de la peña de Los Beodos , se convirtieron en los futuros reyes de España, con todo su séquito alrededor: el Rey, la Reina, los monaguillos, los paparazzi , los periodistas, etc. "No nos ha costado nada decidirnos, éste es el tema del año", explicaba Leticia, quien con una cámara en la mano detenía a los peatones para preguntar sobre la ficticia boda real.

Más adelante estaban las peñas más guerreras e inconformistas. Los de la peña Cazurros desfilaban de váteres fabricados con cartón. "Vamos en protesta del mundo que está que te cagas, siempre buscamos hacer una crítica, el año pasado por ejemplo cosimos el agujero de Europa", señalaba Lola, quien ha estado un mes preparando este disfraz. "La caja nos la ponemos sobre el cuerpo y no resulta incómodo", añadía. A su lado se situaban los defensores del agua, de la peña Los que faltaban , que vestidos como el Zorro se enfrentaban unos a otros. "Nosotros defendemos el agua y los de rojo son a los que no les gusta", apuntaba Piti .

Hubo quienes inspirados en un anuncio construyeron un estanco móvil con pulmón incluido y mensajes políticos, "Fumar perjudica la salud, por favor, póngase al lado de Aznar", o quienes se fabricaron una tele basura de cartón. Tampoco faltaron los disfraces de fantasía, como de serpentina, ni los más clásicos, como de cocinero, de soldadito de plomo o del Oeste. "Ya no estamos para complicarnos la vida, lo mejor es una disfraz cómodo", apuntaba Antonio, de 60 años, que por una horas era cocinero. "No he tenido mucha ayuda y he preparado disfraces para todos", informaba Tere, de la peña Delicias , rodeada de vaqueros y chicas de can-can.

Entre los que se acercaron para ver el desfile también hubo ideas originales. "Todos los años nos disfrazamos la cuadrilla, con hijos incluidos", señalaba Mari Mar, quien con plástico y globos se había transformado en una bolsa de golosinas. "Es duro hinchar cerca de 400 globos de agua", comentaba entre risas. Pero, a su vez, no faltaron quienes se quedaron al otro lado de la fiesta. "Prefiero mirar, no me gusta disfrazarme", apuntaba Ana. "No me parece que haya mucha tradición y ya no tengo edad", sentenciaba Juan. Los peñistas, sin embargo, se ponían en la piel de sus personajes pero, la mayoría de ellos, sin olvidarse de que los miembros del jurado, que a las dos de la madrugada les entregaron los premios en el Auditorio, podían estar observándoles.