La Universidad de Zaragoza revisa ya el convenio de colaboración con el arzobispado firmado en el 2012 y cuya revocación ha sido exigida desde numerosos colectivos de alumnos, personal docente y de administración.

El cambio de postura de la institución académica, que hasta ahora se negaba a cualquier modificación o a estudiar la posible anulación, se produce, precisamente, «ante las protestas y las muestras de disconformidad por parte de la comunidad universitaria», indicaron a este diario fuentes del rectorado, que, sin embargo, rechazaron pronunciarse acerca de una anulación a corto plazo.

Este convenio se firmó «en un contexto destinado a facilitar la empleabilidad de los egresados de Magisterio Infantil y Primaria», indicaron estas mismas fuentes, que incidieron en que «ante la disconformidad suscitada», se está revisando y estudiando aquel acuerdo.

Ayer, una representación de los 16 colectivos que solicitan la anulación inmediata de ese convenio reiteró su intención de movilizarse, el día 14 y el 17 del presente mes de mayo «ante la decisión del rectorado de no retirarse del convenio antes de su prorrogación por otros dos años».

El convenio ofrece a los estudiantes de los grados de Infantil y Primaria la oportunidad de cursar créditos adicionales que conducen a la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (Deca), «un título que los colegios concertados de la Iglesia católica exigen a quienes aspiran a dar clase en sus aulas, tanto de Religión como de Matemáticas, Lengua o Ciencias Naturales», exponen los colectivos.

Además, permite al arzobispado el uso de salas de la universidad. «Se firmó a espaldas de la comunidad educativa cuando la universidad pública no tiene que ser un espacio de privilegios para la Iglesia. Muchas lo han revocado», expuso Jorge Remacha, del Sindicato de Estudiantes de Izquierdas.