Ni la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ni el Ayuntamiento de Zaragoza han reconstruido todavía los tramos de la ribera del río Huerva, a su paso por el Parque Bruil, que fueron arrastrados por la riada hace más de siete meses. Después de tanto tiempo, los vecinos de la zona no saben ante quién reclamar puesto que ambos organismos niegan la responsabilidad directa. Lo único que quieren es que se limpie el lecho del río, se reconstruyan las paredes que fueron arrastradas por la corriente y que el parque vuelva a tener el mismo aspecto que antes del verano.

Los mayores daños se registraron en tres puntos de la ribera. Uno de ellos, el situado tras el centro municipal deportivo Alberto Maestro, fue recuperado el pasado mes por el Ayuntamiento de Zaragoza, pero los otros dos presentan el mismo aspecto que hace siete meses.

A los vecinos les preocupa especialmente el tramo que discurre detrás de la gasolinera del Camino de las Torres. Allí, el paseo de tierra que bordea el río, originalmente de unos tres metros de anchura, apenas dispone ahora de uno. La fuerza del agua provocó el desplome de la valla de madera, la base de cemento del camino y toda la tierra que lo cubría en la superficie. De hecho, si se mira hacia el río aún pueden verse las barras de madera que cayeron puesto que ni el ayuntamiento ni la CHE las han retirado aún.

"Podrían haber intervenido en verano, cuando baja menos agua, pero parece que ni tuvieron intención entonces ni la tienen ahora", apuntó el presidente de la Asociación de Vecinos Aloy Sala-Tenerías, Abilio Tofé. Su máxima preocupación ahora es que se eche encima la primavera sin que se haya limpiado el fondo del Huerva. "En cuanto comience el deshielo y vuelvan a producirse crecidas, el agua se desbordará de nuevo por todo el parque como ocurrió el año pasado", advirtió el presidente.

Las grietas que han aparecido en la parte del camino que no se llevó la corriente también inquietan a los vecinos. Algunas miden varios metros de longitud por unos 20 centímetros de ancho. "En cualquier momento vencerá el suelo y terminará de desplomarse el resto de la ribera", añadió Tofé.

La Policía Local colocó antes del verano unas vallas metálicas para impedir que los ciudadanos caminasen sobre la zona de riesgo, pero apenas quedan ahora media docena de ellas puesto que o la gente las ha retirado para poder pasar y evitar dar un rodeo o los gamberros las han arrojado al río.

El Ayuntamiento de Zaragoza niega tener competencia en la recuperación de esta ribera y achaca toda responsabilidad a la CHE. No obstante, pese a decir que no se encuentra dentro de sus límites, el pasado mes de diciembre la concejalía de Parques y Jardines sí que intervino en la ribera al ordenar la recuperación del tramo situado tras el centro deportivo municipal Alberto Maestro, único en el que se ha intervenido hasta la fecha.