Numerosas localidades de la provincia de Teruel renovaron la tradición de la matanza del cerdo con motivo del regreso de muchos de sus habitantes durante las fiestas de Navidad y la llegada tardía de las bajas temperaturas invernales. Sin embargo, esta costumbre se está perdiendo, ya que los cerdos no se crían en las casas, sino que se compran en las granjas y muchas familias los llevan a los mataderos industriales para llevarse las canales limpias.

En la campaña 2002-2003, que se prolongó desde noviembre hasta febrero, se realizaron en la provincia de Teruel 1.419 matanzas caseras, una cifra muy lejana de las 5.840 del invierno de 1994-1995, según datos de la Consejería de Salud del Gobierno de Aragón.

No obstante, en las tiendas tradicionales de la ciudad de Teruel y en las de numerosos municipios se mantienen las ventas de las especias utilizadas para la elaboración de los productos del cerdo, ya que muchas familias optan por comprar directamente en el matadero distintas partes del animal para elaborar sus morcillas, chorizos, longanizas, conservas adobadas o salar su propio jamón.

Motivos del retroceso

El retroceso de esta costumbre se debe, por una parte, a la despoblación, al envejecimiento de los habitantes de los pueblos, a la reducción del número de miembros de las familias y a la expansión del sector porcino en la provincia con granjas de cría de cerdos y con mataderos industriales.

En la segunda mitad de los años noventa del siglo XX, la matanza del cerdo se convirtió en una atracción turística y antropológica, pero ahora tiende a disminuir por el esfuerzo que supone para los organizadores y por las reiteradas llamadas de atención del Justicia de Aragón para no convertir este uso tradicional en un espectáculo público.

Hace años, esta costumbre del medio rural era una necesidad vital para que las familias pudieran disponer de alimentos durante el año, mientras que, en la actualidad, es, en muchos casos, una excusa para reunir a familiares lejanos en una actividad común.

Sin embargo, Teruel, con los 1.419 cerdos sacrificados en matanzas domiciliarias, sigue a la cabeza de Aragón en este uso, ya que en el invierno de 2002-2003 se sacrificaron en Huesca 1.089 y en la de Zaragoza 1.083. En el conjunto de la comunidad, se realizaron en ese invierno un total de 3.591 matanzas caseras, frente a las 12.543 del invierno 1994-1995.