La reacción unánime de las fuerzas políticas y sociales ante la racanería para con Aragón del proyecto de Presupuestos Generales del Estado quizás no aguante las próximas semanas (los socialistas autóctonos se creerán obligados a sacarles la cara a sus compañeros de Madrid y la oposición de derechas no podrá resistir la tentación de hacer su numerito); sin embargo ha sido una de las pocas cosas novedosas e interesantes que se han vivido en este inicio de curso. Es más, yo espero que marque un antes y un después y genere en el futuro una regla común para todos los partidos y organizaciones: la de que nadie pueda pasearse a cuerpo gentil por Aragón si no es capaz de defender sin dudas ni titubeos los intereses de nuestro territorio y de nuestra gente.

Es patético, ridículo e insultante el permanente vaivén de los líderes aragoneses de toda condición, que en un sempiterno intercambio de posiciones tragan carros y carretas cuando sus colegas gobiernan España, o se rasgan las vestidura y se tiran de los pelos si son los otros quienes controlan La Moncloa. Ahora mismo asistimos a una de esas mudanza súbitas, que está conduciendo a gentes inequívocamente conservadoras (las cuales hace menos de un año miraban a Teruel Existe con obvio recelo y motejaban a la plataforma de nido de rojos ) a simpatizar hoy, que ya no está Alvarez Cascos en el Ministerio de Fomento, con la causa turolense y sus reivindicaciones; de tal forma que quienes en su día ponían en duda el carácter masivo de las manifestaciones contra el trasvase, este último domingo cifraban en cincuenta mil ¡o más! el número de participantes en la marcha existencial que tuvo lugar en Zaragoza.

Respecto a cómo el PSOE ha ido evolucionando de la fiebre reivindicativa hasta la cantinela del seamos razonables , para qué vamos a insistir. Por eso el primer atisbo de que todos se ponían simultáneamente en guardia ante los Presupuestos Generales ha sonado en los oídos de la gente del común a música celestial. Dure lo dure este pseudoconsenso, hemos percibido por un instante luminoso la posibilidad de que asumamos algún día la constructiva, necesaria y maravillosa... regla común.