Los vecinos del barrio zaragozano Parque Goya disfrutaron ayer de una jornada festiva como preparación a la celebración, dentro de una semana, del Carnaval. Fue una fiesta reivindicativa, ya que, como es tradición, el juego con el Pelele, en la plaza Tauromaquia, sirvió para que los participantes reclamaran soluciones a los políticos acerca de las carencias en infraestructurales culturales y deportivas del barrio.

Además, el juego también exigió una solución definitiva para la retirada de la subestación eléctrica de Los Leones.

Posteriormente, la fiesta se vivió a través de un pasacalles que recorrió el trayecto comprendido entre la plaza Tauromaquia y la plaza Poesía atravesando las calles El Balancín, Las Lavanderas, la pasarela peatonal, el parque Tapices de Goya y Rafael Esteve, mientras el jurado de la comisión de festejos revisaba con lupa los disfraces más originales, y que participaron en el concurso de disfraces del Carnaval.

PREMIOS

En este sentido, los premios corrieron a cargo de varios comerciantes del barrio, como Taberna La Abadía, El Cocinero de Goya, Cafetería Tauromaquia, Charcutería Montori-Barranco, Ratonovich Park, Video Club Parque Goya 2, Bazar Chino y un lote de libros cedidos por la BiVe Parque Goya.

La novedad de este año alcanza a la primera edición del festival del Chirigoyas --unas chirigotas rebautizadas para el barrio, con letras irónicas sobre la actualidad vecinal-- que hicieron las delicias de todos los asistentes y que estuvieron cargadas de simpatía y también cierto tono irónico.

La comisión de festejos preparó cuatro de ellas que hicieron las delicias de los asistentes. Cada una de ellas es una versión de canciones muy conocidas, pero con una letra muy especial, denunciando las carencias del barrio y basadas en la actualidad reciente de Parque Goya en tono irónico y divertido.

De hecho, la indumentaria elegida por los participantes fue la de pobres que no hacen nada más que pedir lo que necesitan para su barrio.

La fiesta continuó con la entrega de chocolate y bizcocho a todos aquellos que acudieron disfrazados, además de la celebración, también en la plaza Poesía, de un bingo popular para sufragar los gastos, y, por último, la entrega de los premios del concurso de disfraces, que puso el broche final a la fiesta.