La reparación del digestor de La Almozara que reventó en enero del año pasado por la acumulación de toallitas y la falta de mantenimiento le va a costar al Ayuntamiento de Zaragoza un 60% más de lo estimado inicialmente, 1,6 millones (sin IVA), alrededor de 600.000 euros extra. El seguro municipal apenas cubrirá 110.00 euros de los costes totales de los trabajos, muy laboriosos, que se prolongarán durante más de un año y medio y hasta el 2021 el digestor no estará a pleno rendimiento. Se trata de unas instalaciones con 30 años de antigüedad que han estado sometidas a ataques químicos constantes y en las que apenas se ha invertido para mantenerlas en las mejores condiciones.

La responsable de la sociedad de Ecociudad, Patricia Cavero, explicó que está previsto que en el consejo de administración de octubre se apruebe el proyecto definitivo de reparación, que incluye la sustitución de la cúpula y la creación de unos accesos laterales al digestor. También incorpora mejoras en su mantenimiento y un sistema de desodorización que minimice los malos olores en el barrio, además de un proceso específico de «puesta en funcionamiento» de seis meses.

Según los plazos que se barajan desde Ecociudad, en octubre se podría aprobar el proyecto de reparación para que la obra pueda salir a licitación, de manera que los trabajos podrían comenzar, como pronto, en febrero. Se calcula que la ejecución se prolongará durante un año, a los que hay que sumar otros seis meses hasta que el digestor funcione a pleno rendimiento.

Las labores de vaciado y desinfección ya se han terminado, después de meses donde han sido varios los problemas que se han tenido que salvar. Durante este primer proceso de vaciado del fango llegó un punto en el que estaba «muy compacto» por la acumulación de fibras y arena, lo que dificultó los trabajos.

De hecho, los últimos metros cúbicos han tenido que extraerse con una máquina especial. Por si fuera poco, durante estos trabajos se detectó que el hormigón también estaba afectado fruto de la sobrepresión que se generó en el interior y que provocó el reventón. Cavero aseguró que la falta de inversión a la que han estado sometidas durante años las plantas provocarón la rotura del digestor de La Almozara.

Según la responsable de Ecociudad, durante la pasada legislatura no se invirtió para mejorarlas, salvo durante el corto periodo en el que la conservadora María Navarro estuvo al frente de la sociedad. Así que se comprometió a cambiar la dinámica y ampliar la financiación para mejorar la situación de las instalaciones.

TOALLITAS

Las depuradoras de Zaragoza retiran cada año 132.000 kilos de toallitas. Esto le genera a las arcas municipales un coste anual extra de 53.000 euros ya que antes de que las aguas residuales accedan a los digestores de fangos, donde se realiza su tratamiento, hay que apartar los restos, tratarlos y llevarlos a un vertedero, por no hablar del gran impacto medioambiental que tiene arrojarlas por los inodoros en lugar de en las papeleras, donde deberían acabar.

Actualmente se derivan a La Cartuja un 20% de las aguas residuales de La Almozara, por un colector. La planta ha reducido de los 33.000 metros cúbicos a los 25.000 el tratamiento de agua dado que no está funcionando a pleno rendimiento y porque se vierten aguas contaminadas de la propia limpieza de fangos del digestor.

Para limpiar los residuos, primero se deshidratan y ese líquido va a la planta y, para no saturarla, se derivan a La Cartuja, con mayor capacidad de absorción.